Mi pacata Clara se puso oscura. Y no conmigo (pt 6).
Respeté su silencio ante mi consulta, pero me sembró un malestar ya que su mutismo vino acompañado de un gesto que en ella yo conocía bien. Bajar la vista sin hablar era sinónimo de culpa...

Aun asi, por un instante proyecté otro deseo: Clara, mi pacata esposa, de cuerpo y belleza increíble, animandose a compartir un malbec conmigo -ella no acostumbraba a tomar alcohol, esta sería la 4ta o 5ta vez en 20 años de pareja- quizás en ese estado de ebriedad... se soltaría, se desinhibiría y tendríamos una noche de viernes de rico sexo, como acostumbré en las poquísimas veces durante toda nuestra vida juntos cuando su mente asexuada no me rechazaba: trabajar duro para que mi espose goce tanto, llegue al summum para que rompa sus límites autoimpuestos y se entregue a cojer como semejante hembra debía. Yo, dentro de ella, oliendo su piel con aroma a almendras, besando sus tremendas y exhuberantes tetas decoradas con 2 pezones rosados, redondos, perfectos, su culo duro y parado, su concha de labios color salmon, piernas larguísimas y torneadas... pero no. Clara siempre manejaba para la dirección que la llevaba a su zona de confort. A las 23 hs ya estaba bostezando sin disimulo y en media hora más, se desvaneció entrando en un profundo sueño producido, sin dudas, por la borrachera.
La llevé a nuestra cama, le quité el jogging que llevaba puesto -bastó que, aun dormida, sintiera que la estaba desvistiendo, para que aún con los ojos entrecerrados me diera un chirlo en la mano y con el índice rector me reprenda con un "Chst... Chst...". 24 hs antes, el jueves fatídico en el que Federico, el compañero de nuestro hijo se había zarpado con ell, apoyandole la pija, tomandola de la cintura trayéndola y alejándola, le habia acariciado una teta y ella... impávida por la sorpresa, la incomodidad, el sentirse ultrajada. Y yo mismo, horas después, cuando tras esa noche estresante, aprovechando que se durmió cortando conexión con el mundo, la masturbé con 3 dedos y ella, dormida, se arqueaba y gemía, mojandome la mano, la tanga, las sábanas... al menos tuvo 3 orgamos sin siquiera despertarse.
Yo me quedé terminando el vino en tanto el reloj me avisaba que ya era sábado, ese sábado. Me perdí dandole un último control a mi celular manejando la notebook la cual estaba conectada a 5 cámaras. Federico tenía mi permiso para estar a solas con ella. Él me sacó la ficha en mi deseo infatigable y a la vez infructuoso de que Clara cambie de timorata a hembra deseosa de sexo, de lujuria, haciéndole honor al físico que portaba, que todo macho deseaba y ella... increíblemente se resistía... ¿frígida? ¿asexuada? ¿algún trauma? Yo se que su familia era extremadamente religiosa, mi mujer, desde pequeña, asistía a misa y ya conté que pensando que asi lograría su confianza hasta acepté casarme por iglesia. Pero nada. Clara y el sexo estaban en las antípodas.
Bajé a mi bodega y coloqué 2 botellas de Malbec dentro de mi portafolios. La película que probablemente disfrute hoy, ameritaba la compañía de un buen vino. Vi la nota que fragué en la oficina, en la que se me indicaba que hoy debía viajar a La Pampa la saqué y la dejé apoyada, como si nada, en el centro de mesa del comedor. Clara no me hizo ninguna escena, confiaba en mi pero ese papel blanqueaba cualquier duda. Todo iba bien.
Terminé el vino a la 1.35 am y no se porqué me quedé acostado en el sillón de la sala. Buscando una explicación, la más probable es que sabía que mi esposa estaba muy cerca de acostarse con Federico, el compañero de Fichu, nuestro hijo. La extrema autoestima y seguridad con que ese pendejo manejaba a su grupo de amigos y lo que le hizo a mi esposa que se quedó inmóvil sin atinar siquiera a pegarle un cachetazo, cuando lo llevé afuera no solo para que recibiera un buen tirón de orejas sino para informarle que desde esa noche tenía la entrada prohibida a nuestra casa él tomó las riendas de esa discusión de tal forma que me manipuló consiguiendo mi permiso para cojerse a Clara esta noche... y más allá de la humillación por aceptar que me hagan cornudo, Federico logró que llegue a imaginarme que quien a mi lado por casi dos décadas rehuía de todo lo relacionado al sexo, con sus artimañas... se convierta en una puta. Lo que siempre soñé. Tal vez, sabiendo que mi mujer en menos de 24 hs estaria recibiendo pija de otro y satisfaciendo los deseos de ese pendejo, olvidando que jamás se dignó a complacer los mios me hizo tomar esa distancia. Decidí dormir en el sillón y no a su lado.
Fichu debe haber llegado al amanecer, porque entresueños senti algunos ruidos y me pareció que por las ventanas del comedor entraba luz de día. Pero el vino también me había sumergido en una especie de vagancia asi que me tapé con la manta que pone clara en el sillón para que no se ensucien los almohadones y volví a dormirme.
"Luis, amor... despertate ¿no tenés que viajar?" me decía Clara mientras me zamarreaba. Tanta tensión, ansiedad, temores, dudas, calenturas, pajas, el vino, preparar las cámaras, fantasear con lo que podría ocurrir esta noche... todo eso hizo que me venciera el agotamiento físico y mental. "¿Que hora es, amor?" le pregunté medio dormido aun. "La 1 y pico del mediodia" respondió. Su voz sonaba casi repuesta de la ronquera con la que se levantó ayer. "En la nota que te dieron en la oficina dice que tenés que salir a las 17 para La Pampa.". El pez había picado el anzuelo. "Uh, es verdad. Tengo que salir tipo 16 desde acá para llegar a la estación más o menos a horario". Me extrañó que estuviera despierta antes que yo. Mientras me levantaba con el cuerpo dolorido por la incomodidad del sillón se lo pregunté "¿Y vos que hacés despierta? Anoche te desmayaste". Con una taza de té en la mano me dió una respuesta que -como casi todo lo que venía sucediendo desde el jueves a la noche- me sorprendió. "Es que me llamó Fede al celular, tipo 11 am y me desperté". Debo haberla mirado con un gesto que percibió como que no entendía el llamado de él a ella que sola me contó. "Parece que Fichu se olvidó anoche el celular en lo del Chino, Fede lo llamó para arreglar como y donde encontrarse para ir a la quinta y atendió la madre del Chino. Asi que me llamó para que le avise que su telefonito está en lo del Chino y que él necesitaba decirle algo. Ah, aproveché y lo saludé por su cumpleaños".
"Clara" le dije ya despierto mientras me ponía de pié y en tono de reproche. "¿Es la primera vez que hablás con ese pendejo después de lo del jueves, no?". Asintió con la cabeza y, como buscando sostenerse, se sentó. "¿Te pidió disculpas, lo notaste nervioso, avergonzado, angustiado, algo?". Me miró raramente y respondió "No". Yo iba poniendome más sacado "¿Y vos? ¿Lo atendiste como si el jueves no hubiera pasado nada?". "Luis, amor. Perdón. Habíamos dicho que olvidemos el tema lo antes posible, que lo que pasó son cosas de chicos, que en el momento que me contaste que lloró, te pidió disculpas, etc reconocimos que tanto Fede como el Chino y Andrés son como hermanos del Fichu... y vos y yo pactamos pasar la hoja como si nada hubiera pasado". "Primero, Clara, yo no sabía que Federico tenía tu celular. Yo también pertenezco a la familia. ¿Él te lo pidió? ¿Vos se lo diste? ¿Cuándo? ¿Para qué? Quiero saber que más hablaste con Federico." le ordené presintiendo que ese llamado no duró 30 segundos. Mi mujer se sentó e intentó buscar las palabras adecuadas para contarme detalles de la charla... "Bueno... estemm" arrancó vacilante. "Él si tocó el tema de lo que pasó el jueves. Me dijo que si no me molestaba, algún dia vendría a casa a disculparse personalmente y... ehhmmm" algo más había pero a Clara le costaba sincerarse. "¿Vos aceptaste tener una charla conciliadora con él?". Se encogió de hombros "Y si, amor. Es como un hijo para nosotros. ¿O no?". Estaba rojo de furia, una rabia que estaba conformada por, obviamente, la caradurez de este borrego altanero de llamar a-mi-mujer con cualquier excusa, una ira que me mareaba porque era evidente, hoy más que nunca, que Federico ejercía cierta dominación por sobre Clara, la cual, sin dudas, ella consentía. Me exasperaba además que ella me ponga en conocimiento de ciertas cosas referentes a él o por casualidad o porque tengo que presionarla para que, a cuenta gotas, vaya relatando -no por completo- situaciones que desde el jueves tenían a ese niñato como protagonista. "¿Un hijo que te apoya la pija en el culo y vos te quedás quietita? ¿Un hijo que te toma de la cintura como si fueras una pendeja y te atrae hacia él golpeándo tu ojete con su verga parada... para alejarte tomando distancia y repetirlo? ¿Eso hace un hijo? ¿Te manosea las tetas y te acaricia los pezones?". Ella se sonrojó de vergüenza y se acomodó en su silla, moviendo su culo de un lado a otro. Me desplomé en el sillón y ahi noté que mi mujer estaba con una remera larga, pero me pareció descubrir que no tenía bombacha.
Con su maestría para cambiar de tema me advierte: "Luis. No es que quiera terminar la discusión ni que te vayas, pero el reloj dice que ya es la hora 14.25. No preparaste un boso con muda de ropa, te tenés que bañar, en 2 horas estás rumbo a la estación. ¿Necesitás que te ayude con algo?" me recordó de mi viaje ficticio. "Si, por favor. Preparame un traje, camisa, corbata, zapatos. 2 calzoncillos. Una remera nueva y una para dormir. Unas zapatillas. Dos pares de medias y un toallon. Yo ya entro a la ducha". Me abrazó y me dió un beso. Te amo, celoso cabrón. Fede es un nene, tiene la edad de nuestro hijo. Dejá de pensar torcido. Además me conocés bien... sabés que siempre tuve un asunto con el tema sexo... recién te hablé asi porque me hiciste cabrear ¿estamos bien, Luis?". Aproveché el abrazo de ella, pasé el brazo izquierdo por su cintura... ufff... que cintura. Y asi, sujetada, metí mi mano derecha por debajo de la remera. El flujo le chorreaba por las dos piernas. "Sali" me dijo. Pero la tenía bien amarrada. Le metí un dedo, suave, aprovechando que estaba recontralubricada. "Basta, Luis. Se te... ha... ahh... se te hace... ta... aghhh (gimió) tarde...". No paré. Era tal el enchastre que moraba en su entrepierna que meterle un 2do dedo fue "cosa de chicos" (como dice ella). "ay... amor... ahh... te... te.. tenes.. que bañar y... salir a la aghh... (gemia y cerraba los ojos: algo inédito) salir para... aghhh..... la esta.... esta... cion...". Con el tercer dedo empecé a pajearla. Clara gemia... "Basta, dege... degenerado... a ver si.... ay Dios.... a ver si jus...justo llega... pi...pi...Pichu...Dios... ". Mi mujer, aun gozando, aunque mi paja en su empapada concha le encantaba... seguía eligiendo negarse... pero yo no paré. Fue la primera vez en toda nuestra relación que no le pedí permiso, sino que actúe directamente mientras no acataba su súplica para que abandone, que cese de masturbarla. La escuché retorcerse en un orgasmo largo, violento, algo sucio... no fue amor lo que se creó en esos minutos. No hubo cariño, ni dulzura. Se mezcló mi furia con la suya y la convertimos en algo sexual. Realmente, desde el jueves a la noche se olía que soplaban vientos de cambio.
Se desplomó en el sillón, agotada y satisfecha. El reloj de la cocina marcaba las 15:09. Tenía tiempo. Corrí a bañarme pero antes de entrar al toilette, tratando de ser lo más cariñoso posible, le dije "Mi vida, mi amor. Me dió mucho placer verte gozar, ver como gemías y acababas. ¿Viste como te equivocaste muchas veces? Siempre pensabas que soy un sexópata que quiere saciar su calentura y juro, mi amor, que me excité siendo espectador de tu disfrute. Te amo. Ah ¿Podés armarme el bolso?". Ella, toda despeinada, casi desnuda, con la concha, las piernas y las medias empapadas me tira un beso con la mano y luego levanta el pulgar en señal de "ok". Estaba completamente exhausta y eso me levantó la autoestima. Debajo de la lluvia pensé "Quizás, luego de esta paja... Clara está satisfecha asi que aunque Federico venga con su arsenal... tal vez ella lo rechace".
Salí del baño ya seco, me puse un boxer. 15:35. Media hora. "Clara. ¿Dónde estás?" pregunté levantando la voz, ya que no estaba a la vista. "En el cuarto, armando el bolso sobre la cama..." me respondió con la voz todavia con síntomas de cansancio. En eso entra un mensaje a mi celular. Lo tomo. Era Federico. Un audio, que hijo de mierda. Entré a la habitación, tomé una camisa y un pantalón, me los puse y le dije: "Me afeito en 10 minutos, ¿si? ¿Vos ya terminás con la maleta?". Movió la cabeza respondiendo que si.
En el baño, abrí la canilla del lavamanos para que haya un poco de ruido, bajé el volúmen y clickeé en el play. "Hola, socio. Jeje." arrancó el arrogante de Federico. "Recordá nuestro trato. Yo te dije que hoy no solo no tenías que estar en tu casa, sería perfecto si te fueras a otra ciudad. Este pedido no es caprichoso. Si estás acá, a 10, 20, 50 cuadras, quizás te arrepientas y vuelvas arruinando todo. Tomate un micro. Te quiero al menos a 150 km de esta localidad. Cuando te vea quiero ver los boletos. ¿Estamos?". Que reverendo mierdoso. Ya eran las 16 hs. Si me iba a la estación, esperaba un micro para algún lugar que esté 150 kms (que en bus son 2 hs) y el primero que consiga, parte a las 19 llegaré a las 21... luego encontrar un hotel con wi fi, para cuando esté monitoreando ya la embarazó. No. No voy a cumplirle. Voy a la estación, compro ida y vuelta a La Pampa... y ya tengo la prueba que me pide. Plin! Entra otro whatsapp. Federico. "Algo en lo que vos no pensaste y yo si. Mañana domingo no vuelvas cuando se te ocurra. Por las dudas esperá que yo o tu esposa te avisemos. ¿Quien sabe, no?". No podía ser más altanero e insolente. A último momento, cuando no podía evitar ausentarme me informa, sutilmente, que se quiere quedar cojiendose a mi esposa ¡el domingo también y ¿hasta quien sabe que hora!?
Le mande un audio. "Mira, borrego. No te hagas el vivo, que de ese aire sobrador que me escupís ya me estoy hartando. Quedamos que te dejaba solo con mi esposa el sábado a la noche, lo que implica quizás, unas horas de la madrugada siguiente. ¿Y ahora cambiás el trato y la querés también el domingo? Yo vuelvo cuando me parezca apropiado y te mando un mensaje 2 horas antes asi cuando llego no tengo el disgusto de verte la cara ¿estamos?". Mientras, les cuento que me estaba afeitando y, por supuesto, me corté ya que mis manos temblaban como si tuviera parkinson. Suena el celular. Dos mensajes. El primero, un audio. El 2do, un texto con un dedo señalando hacia arriba (o sea, hacia la grabación) y decía "Mi último mensaje. Buen viaje". Se me hacia tarde, pero me mataba la curiosidad. El hábil manipulador, con su mejor voz de ganador, me decia, textualmente: "Luis. Quedamos en que no voy a hacer nada que Clara no quiera. Lo que es seguro que me va a suplicar que me quede. Y si me voy ¿no estoy haciendo algo que ella no quiere? Mirá, para más confirmación, el audio, el domingo, te lo va a enviar ella. Vos tenés que terminar de convencerte, socio. Chau".
No podía imaginarme a mi mujer, aunque estos últimos 2 dias estuvo particularmente hormonal, pidiéndole a otro que no se vaya, que la siga cojiendo. ¡Juro que me la corto! ¿Clara pidiendo sexo? Este niñato se cree muy piola. Veinte años, borrego, que somos pareja. ¿Clara pidiendote que te quedes para que le des más pija? Me reí por adentro.
"Amor" gritó mi esposa desde la puerta del baño. "Ya está el bolso listo y estás justo con la hora. 16:20. ¿Llegás en media hora a la estación?".
Salí del baño, le di un beso dulce mientras le respondía que si, que conocia un atajo. ¡Mi Dios! En estas circunstancias en donde cada charla aborda una mentira me descubrí rápido para las respuestas verosímiles.
Me puse medias, me calcé y sobre la camisa blanca... el saco. "La corbata me la pongo antes de llegar a la reunión. ¿Estoy bien?". Ella me respondió "Te amo". Y yo le hice un pedido. "Si, ya se que me vas a decir sexópata pero... ¿te depilás la concha toda limpita como lo hacés a veces? aunque no quieras cojer casi nunca, me gusta mirarte desnuda y toda depilada" y puse mi mejor cara de buenudo. Lo que ella me respondió, como viene pasando, no lo esperaba ya que era habitual que ante esas sugerencias me devuelva alguna frase fastidiosa. Clara me dijo asi: "Si. Estaba esperando que te vayas para depilarmela toda toda. Sin un solo pelo. No sea cosa que raspe ¿no?" y largó una carcajada.
Mientras manejaba hacia la estación para comprar el pasaje de ida a La Pampa (la vuelta estaba en manos de Federico o... de Clara) se me cruzó por la cabeza: "¿Y si el pendejo ya se está cojiendo a mi mujer hace tiempo y este supuesto pacto es un verso consensuado entre ellos para que los deje solos?". Más cosas sucias pensaba, más me calentaba.
Llegué 16.56. El micro venía retrasado 30 minutos, asi que compré el pasaje de ida a La Pampa, subí al auto y tomé la avenida "General Belgrano", en sentido contrario a mi casa, o sea, alejándome más. Sabía que a unas 45 cuadras, por la misma avenida, había visto una vez un hotel 2 estrellas que parecía confortable, barato y tenía wifi y cochera. No sea cosa que pase alguien conocido y vea el auto.
En el baño, abrí la canilla del lavamanos para que haya un poco de ruido, bajé el volúmen y clickeé en el play. "Hola, socio. Jeje." arrancó el arrogante de Federico. "Recordá nuestro trato. Yo te dije que hoy no solo no tenías que estar en tu casa, sería perfecto si te fueras a otra ciudad. Este pedido no es caprichoso. Si estás acá, a 10, 20, 50 cuadras, quizás te arrepientas y vuelvas arruinando todo. Tomate un micro. Te quiero al menos a 150 km de esta localidad. Cuando te vea quiero ver los boletos. ¿Estamos?". Que reverendo mierdoso. Ya eran las 16 hs. Si me iba a la estación, esperaba un micro para algún lugar que esté 150 kms (que en bus son 2 hs) y el primero que consiga, parte a las 19 llegaré a las 21... luego encontrar un hotel con wi fi, para cuando esté monitoreando ya la embarazó. No. No voy a cumplirle. Voy a la estación, compro ida y vuelta a La Pampa... y ya tengo la prueba que me pide. Plin! Entra otro whatsapp. Federico. "Algo en lo que vos no pensaste y yo si. Mañana domingo no vuelvas cuando se te ocurra. Por las dudas esperá que yo o tu esposa te avisemos. ¿Quien sabe, no?". No podía ser más altanero e insolente. A último momento, cuando no podía evitar ausentarme me informa, sutilmente, que se quiere quedar cojiendose a mi esposa ¡el domingo también y ¿hasta quien sabe que hora!?
Le mande un audio. "Mira, borrego. No te hagas el vivo, que de ese aire sobrador que me escupís ya me estoy hartando. Quedamos que te dejaba solo con mi esposa el sábado a la noche, lo que implica quizás, unas horas de la madrugada siguiente. ¿Y ahora cambiás el trato y la querés también el domingo? Yo vuelvo cuando me parezca apropiado y te mando un mensaje 2 horas antes asi cuando llego no tengo el disgusto de verte la cara ¿estamos?". Mientras, les cuento que me estaba afeitando y, por supuesto, me corté ya que mis manos temblaban como si tuviera parkinson. Suena el celular. Dos mensajes. El primero, un audio. El 2do, un texto con un dedo señalando hacia arriba (o sea, hacia la grabación) y decía "Mi último mensaje. Buen viaje". Se me hacia tarde, pero me mataba la curiosidad. El hábil manipulador, con su mejor voz de ganador, me decia, textualmente: "Luis. Quedamos en que no voy a hacer nada que Clara no quiera. Lo que es seguro que me va a suplicar que me quede. Y si me voy ¿no estoy haciendo algo que ella no quiere? Mirá, para más confirmación, el audio, el domingo, te lo va a enviar ella. Vos tenés que terminar de convencerte, socio. Chau".
No podía imaginarme a mi mujer, aunque estos últimos 2 dias estuvo particularmente hormonal, pidiéndole a otro que no se vaya, que la siga cojiendo. ¡Juro que me la corto! ¿Clara pidiendo sexo? Este niñato se cree muy piola. Veinte años, borrego, que somos pareja. ¿Clara pidiendote que te quedes para que le des más pija? Me reí por adentro.
"Amor" gritó mi esposa desde la puerta del baño. "Ya está el bolso listo y estás justo con la hora. 16:20. ¿Llegás en media hora a la estación?".
Salí del baño, le di un beso dulce mientras le respondía que si, que conocia un atajo. ¡Mi Dios! En estas circunstancias en donde cada charla aborda una mentira me descubrí rápido para las respuestas verosímiles.
Me puse medias, me calcé y sobre la camisa blanca... el saco. "La corbata me la pongo antes de llegar a la reunión. ¿Estoy bien?". Ella me respondió "Te amo". Y yo le hice un pedido. "Si, ya se que me vas a decir sexópata pero... ¿te depilás la concha toda limpita como lo hacés a veces? aunque no quieras cojer casi nunca, me gusta mirarte desnuda y toda depilada" y puse mi mejor cara de buenudo. Lo que ella me respondió, como viene pasando, no lo esperaba ya que era habitual que ante esas sugerencias me devuelva alguna frase fastidiosa. Clara me dijo asi: "Si. Estaba esperando que te vayas para depilarmela toda toda. Sin un solo pelo. No sea cosa que raspe ¿no?" y largó una carcajada.
Mientras manejaba hacia la estación para comprar el pasaje de ida a La Pampa (la vuelta estaba en manos de Federico o... de Clara) se me cruzó por la cabeza: "¿Y si el pendejo ya se está cojiendo a mi mujer hace tiempo y este supuesto pacto es un verso consensuado entre ellos para que los deje solos?". Más cosas sucias pensaba, más me calentaba.
Llegué 16.56. El micro venía retrasado 30 minutos, asi que compré el pasaje de ida a La Pampa, subí al auto y tomé la avenida "General Belgrano", en sentido contrario a mi casa, o sea, alejándome más. Sabía que a unas 45 cuadras, por la misma avenida, había visto una vez un hotel 2 estrellas que parecía confortable, barato y tenía wifi y cochera. No sea cosa que pase alguien conocido y vea el auto.
La habitación estaba en el 3er piso. Tenía luces blancas y un par de rojas. Elegí las rojas. Tomé el celular, cuando tuve señal, abrí el ícono de la app que manejaba la notebook y ¡perfecto! Ahi estaban las 5 cámaras. En el frigobar había de todo y también una copa de vino, asi que descorché uno de los que había llevado, lo vertí, lo agité levemente y sorbí un trago.
Miré el reloj del móvil. 17:45 hs. En menos de 5 horas empezaría la acción. ¿En que iba a entretenerme? As que, obviamente, me puse a chusmear a mi esposa con la cámara 2, que tomaba parte del comedor justo cuando la vi pasar, completamente desnuda rumbo al baño, a pegarse una ducha necesaria. Estaba toda chorreada, acabada, los flujos vaginales brotaban a borbotones. Esto era algo inusual en Clara que nos sorprendía tanto a mi como a ella. Cambié, cámara 4. ¡Que buena estaba mi mujer! No me canso de decirlo. Después de lavarse dos veces el cabello, enjabonada y todo, salió de la bañera, abrió la puertita de abajo del aparador y dentro de un estuchecito sacó una maquinita de afeitar nueva. Se enjabonó la concha, puso una banqueta que tiene la altura de la bacha del lavamanos, se sentó frente al espejo, puso un pié a cada lado del mármol para que su cueva se reflejara en el espejo y comenzó la tarea de afeitarse el pubis, la vagina, luego se inclinó y también pasó la maquina por el inicio del agujero del culo. En su ojete no tenía pelos. Lavó bien toda la zona y pegó una minuciosa revisada, repasando con la afeitadora hasta que su entrepierna estaba espléndida. La duda, siempre la duda. Una mujer que le escapa a tener relaciones sexuales ¿por qué siempre tenía la cajeta depilada? Estas dudas me daban celos y calentura.
Clara se pegó un último duchazo, se tapó con un toallón rumbo al cuarto. Cámara 1. Se secó sentada en la cama y... abrió la bolsa que tenía sus conjuntos nuevos. Se puso la tanga más pequeña, la diminuta mirandose de frente y de atrás, toda depitlada le quedaba hermosa. Metió nuevamente la mano en la bolsa y eligió el corpiño diminuto, el que le levantaban las tetas, pero no se las cubría, apenas quedaban ocultos los pezones. Pensé que se estaba probando los conjuntos nuevos, pero no. Los estaba estrenando, la turra. Conmigo no. Otra vez la duda... ¿estaba esperando a Federico y entre ambos me hicieron esta jugarreta? Fue una buena idea plantar las cámaras ya que me permitirían develar todo.
Completó el cuadro, como si le faltara más para calentar a un esqueleto, con un liguero en la cintura con tiras hasta bien entradas sus piernas rematando con un collar ajustado. Toda la rompa era negra y mi esposa se asemejaba a esas chicas que practican BDSM.
Asi, ataviada con una tanga diminuta -la concha prácticamente al aire, el culo ni hablemos- y con un soutien que le ponía las tetas paradas, sin cubrirle casi nada, solo los pezones, descalza y con el hermoso pelo húmedo y despeinado fue hasta el comedor -cámara 1- encendió nuestro querido equipo de música que yo había conseguido poco después de nacer el Fichu, con su bandeja giradiscos, amplificador y dos baffles, revisó los LP de vinilo, tomó un compilado de pop de los 80's, posó la púa sobre el surco y ni bién comenzó a sonar "Every breath you take" de The Police, esa alucinante hembra que tenia como esposa empezó a bailar por toda la sala. Si bien estar sola en tanga y soutien bailando podía no tener una connotación sexual conociendo lo pudorosa de Clara, me resultó una novedosa y excitante escena. Camara 1: la veía de espalda. Los cachetes del culo se movian, desnudos, mientras ella... estaba en su mundo. Cámara 2: de frente. Tetas y concha prácticamente a la vista de quien tuviera el placer de mirarla.
Estaba tan caliente que me desnudé, comencé a tocarme la verga y fantaseé -casi que rogué- que apareciera algún tipo y se la garche. Con eso en mente me empecé a pajear...
... pero luego iba a descubrir que no sería la primera paja de la noche.
...sigue.... y en el capítulo que viene, la parte 7, la visita Fede
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