Mi pacata Clara se puso oscura. Y no conmigo (pt 9).

Cuando el borrego, de a poco, lentamente, iba enterrando su larga chota en el ahora desvirgado ojete de mi mujer el efecto anestésico de la merca logró mermar el terrible dolor que su agujerito diminuto padecería al ser penetrado por semejante pedazo de carne. "¿Como te sentís, bebé?" fue la consulta. "Reputa" fue la inusual palabra que salió de la boca educada de mi mujer. "¿Luis viene enseguida?" disimuló el borrego. "Viajó a La Pampa. Supongo que volverá cerca del mediodía" le contestó Clara y creí ver que su rostro se entristecía. "Recién te metí la mitad... pero no me quiero ir en 3 ó 4 horas. Yo quiero más, amor. ¿Vos?" fue la sugerencia de ese malnacido. Quería convencerla que acepte continuar con esa maratón perversa porque como me anticipó, mi mujer sería de él también el domingo.
Clara estaba remerqueada y disfrutando del desvigue anal que se desbocó con palabras de goce. "Ay, si. Fede. Dale. Toda la quiero. Metemela toda en mi ojete, hijo de putas." Si yo no habría hecho el pacto con Federico, juraría que la voz que escuchaba no petenecía a Clara, mi pareja sino que era de otra mujer. Mientras me sacudia mi pija casi a punto de escupir las últimas gotas de leche que me quedarían la escucho gemir, y en sus palabras, brota la verdad. 
"Aghh... si. Asi, Fede. Poneme como me pusiste en la cocina" se sinceró. En ese estado de desinhibición, le era imposible seguir ocultando que ese jueves ella no había sido una víctima, indudablemente disfrutó de la caradurez de Federico, de que otro hombre, con otras armas, despertara a la puta que moraba en su interior. Él, seguía dándosela por el culo. Ella, esnifaba y levantaba el ojete para que la pija le entre más y más. "Si... asi... asi, Fede. Como cuando golpeabas mi culo contra tu verga y tus huevos pegaban en mi concha... dale, mas adentro..." . El guacho sabía como manipularla y se percató que Clara aceptaría todo, borracha, llena de cocaína, caliente como un tropel de putas esperando a sus clientes. Después de poseer, adueñarse del culo de mi amada dándole y dándole acelerando el ritmo él le dice "Quiero darte mi leche". Ella gira su cabeza y con su más sucia cara de puta acepta replicándo "Y damela, amor". Suavemente retira ese medio metro de pija del otrora virgen culo de mi desprejuiciada esposa y dice "Abrí la boca, amor. Sacá la lengua lo más que puedas y mirame a los ojos" le pidió pero para mi mujer, lo que Federico solicitaba eran como órdenes a las que no debía negarse.



Me estaba incendiando del fuego que corría por mis venas. Mi sueño, mi deseo, mi anhelo de tantos años delante de mis ojos. Con otro y no conmigo, su esposo fiel, lo se. Pero lo que siempre pretendí era verla siendo una zorra puta. Y siendo optimista eso estaba ocurriendo. Clara, con la boca bien abierta, la lengua tan larga, colgando, sus ojos mirando los de su macho... esperaba experimentar otra novedad, una más en esa noche-madrugada. Saborear el semen de un hombre. Federico se pajeaba y se estimulaba hablándole como buen chamuyero. "Ay, amor. Te amo, Clara" le dijo. "Amo ver como disfrutás conmigo, sin negativas, totalmente aliados en cada acto." Mi puta esposa esperando su leche, no podía responderle. "Ahi viene, mi amor. Tomá mi jugo rico... todo adentro... ahh... viene, Clara... ahi te lo doy amor... aaaaghhh" fueron sus últimas expresiones al tiempo que un chorro de semen espeso que parecía no tener fin, no solo entró en la cavidad bucal de mi ex timorata pareja. Era tanto que su pelo, sus tetas, su ombligo y también nuestras sábanas y acolchado conocieron la lefa de Federico. Clara casi vomita pero él, que no podía dejar de pervertirla en cada acción, cierra su boca y le dice "Sentí el gusto. Tenela un ratito sobre tu lengua... Es rica ¿no?" pregunta a lo que mi mujer, con todo el líquido que depositó en su boca la verga del guacho asintió moviendo su cabeza. "Dale. Tragala. Mi puta se traga mi leche, siempre. ¿De acuerdo?" Clara, familiarizándose con la textura, sabor, espesor, fue aprendiendo a engullirla y cuando ya su boca estaba libre, porque la leche de Federico nadaba dentro de ella la responde "Quiero que sepas que creaste una nueva Clara. Que te entregue el ojete y lo disfruté, me tragué tu leche tan sabrosa, aspire cocaína como una adicta... que esté haciendo cornudo a Luis comportándome como una puta es obra tuya" y como si algo faltase para cumplir la escena, se relamió sus labios pués aún tenían restos de semen. Él y ella se fundieron en un beso como los últimos: ya no eran besos de una mujer casada teniendo un desliz con un pendejo al que doblaba en edad sino que al besarse como lo hacían, sin dudas rubricaban que esa noche no ocurría una aventura que necesitaban para sacarse las ganas y listo sino que era el inicio de algo... caer en la cuenta de esa realidad me hizo sentir una tremenda angustia.


"¿Viste la hora?" peguntó Federico. "A ver..." se interesó Clara tomando su celular. "4:40 am. Casi las 5 de la madrugada." respondió sorprendida, pero sin temores. "¿Te mandó algún mensaje el cornudo?" me basureó el atorrante y pedante machito de mi puta esposa. "Ay, no le digas asi, Fede" le dijo ella sin poder contener la risa. "No. Es raro que al llegar a La Pampa Luis no me haya avisado..." reflexionó. "¿Luis? ¿Luis o...?" la apuró el maleducado. Clara se tapó la boca, ahogando una risita. "No seas malo con Luis..." lo reprendió. "¿Con quién, amor?" insistió Federico. "¡Con el cornudo de mi esposo!" gritó ella, en otro claro acto por satisfacerlo. "Uffff." le confesó el borrego "¿Sabés como me calienta que le digas asi? Repetilo. ¿Tu marido es un...?". Clara empezaba a entrar en otro de sus juegos. "Un cornudo. Recornudo" contestó haciendo los cuernos con una de sus manos.... al tiempo que se daba vueltas hacia el portarretratos y desprejuiciadamente aspiraba directamente del ya pequeñísimo montículo de merca sin hacer una línea. Como plegándose a la idea de Federico, de no terminar aún con el desenfreno sexual que él le producía, mi esposa le advierte: "Fede. Ya casi no queda merca ¿viste?". Él aspira el resto y aprovechando el comentario, deja en manos de Clara la decisión de continuar la noche o retirarse cuando le informa: "Tengo a quién llamar, pero solo si vos lo deseás." Mi caliente pero inocente compañera evalúa los pros y contras. Supuestamente, yo llegaría a las 12 o 13 hs. Si Federico conseguía más cocaína iban a estar garchando mínimo 4 ó 5 horas más. Había tiempo para disfrutar un tiempo, hasta las 9 ó 10 de la mañana. ¿Cómo hizo para volverla tan trola? "Yo creo que Luis... emmm... el cornudo de mi marido" le dice Clara, compinche, "llegará cerca del mediodía. Asi que si querés conseguir, dale y a las 10 de la mañana cortamos asi tengo tiempo de acomodar todo y limpiar los indicios antes de que él vuelva".
Pero el machito alfa tenía otros planes. Sabía que esa noche mi mujer estaba regalada y no quería correr el riesgo de que mañana, fresca, limpia, reflexione, se arrepienta y decida que todo fue una locura que no debe repetirse jamás. Él sabía que putona, complaciente, merqueada nada de lo que él sugería le iba a sonar descabellado, asi que sin esperar más le habla, con la mayor seguridad de la que era capaz. "Amor. Yo quiero seguir, pero sin ponernos límites. Si nos saciamos en 5 horas, me voy a las 10. Pero ¿si a esa hora todavía tenemos ganas? ¿Si a las 10 estamos empezando algo nuevo, con tanto goce que no podemos detenernos? ¿Vamos a ponerle horario como un trabajo a nuestros cuerpos y nuestras mentes que es indudable que aun desean más?". Clara entendió y coincidió. Y se lo hizo saber aunque no estaba claro el plan. "Pero ¿cuál es tu idea?" le preguntó. "¿Seguir los dos desnudos, vos volviendome más puta, aspirando merca y dandome pija adelante de Luis? ¿Con el cornudo presenciando todo sin chistar?".
Federico la miró fijo, de una manera que no solo la alentaba a seguirle sus ideas sino que además le bindaba la máxima seguridad de que su propuesta era la correcta. "Mandale un mensaje. Vos lo conocés" aventuró. "Asi que sabrás que escribirle o que decirle para que el cornudo de Luis se quede en La Pampa toda la tarde de hoy, domingo. Vos podés concencerlo para que el corno vuelva para la hora de la cena ¿O no te animás, amor?" la chicaneó. "Pero Fede de 18 años" le respondió mi mujer "Lo único que lo haría quedarse sería que le invente un problema que seguramente lo preocuparía como por ejemplo... que no lo tome a mal, que estoy confundida, que no me siento bien, 
que estas horas sola pensé mucho y me percaté de que necesito más espacio temporal para evaluarme, para aclarar mis preguntas, mis dudas... algo como... que me de un tiempo, unas horas más. Pero recibir ese mensaje le haría sentir una terrible angustia a Luis y a pesar de que no me siento culpable ni arrepentida por lo de hoy, no quiero lastimarlo, aunque sea solo una puesta en escena. Él no lo sabe y va a creer que estoy evaluando separarme o algo asi... no se, Fede. Es muy jugado". A la vez que le expresaba esto, Clara empezaba a sentir la necesidad de tomar coraje con merca. "Si al menos hubiera un poco como para que me tome 2 ó 3 y con eso me envalentono...".


Para que. No se si lo manifestó inocentemente o le estaba confirmando al perverso de Federico que, aunque se mostraba dudosa esa indecisión era una pantalla que la protegia al menos levemente para que no fuera tan explícito que ella ya había aceptado lo que él le estaba proponiendo. El amigo de mi hijo aprovechó la hendija que Clara le mostró, ni lerdo ni perezoso fue al comedor en donde estaba su celular -muteado- y mandó un mensaje que solo decía "Estás activo?" El destinatario: "Pucho". 

¿Y que quedaba para mi? El papel del perdedor, escondido en el hotel, fisgoneandolos de trampa, caliente por ver -finalmente- cuán puta podría ser Clara, que zorra mal hablada calienta pija y zarpada se animaba a mostrarse y que bién lo mantuvo escondido tantos años. Yo tenía que conformarme con ser un voyeur en tanto que era otro el que la disfrutaba. Asi y todo, mi exrema calentura no aplacaba mis otros sentimientos. Estaba preocupado, inquieto, temeroso de que esta perra se esfume cuando esté conmigo retornando la Clara asexuada de cuerpo salido del infierno pero con su morbo preso por sus traumas, su pacatería... ¿Y si el pendejo avanzaba más aprovechando que descubrió todos sus puntos vulnerables y le comía la cabeza para que me pida el divorcio? De Federico puedo esperar eso y más. 

Los minutos en los que se estaba definiendo si mi esposa me mentiría para quedarse satisfaciendo a su machito o si por el contrario, usaría la razón y decidiría que ya era suficiente hacían crecer mi preocupación por lo que volvía a preguntarme "¿Habré hecho bien en pactar esto con Federico?" Ese insoportable y agrandado borrego dispuso de armas no lícitas para vulnerar el carácter asexuado de Clara. Ponerle cocaína en el vino sin su conocimiento demuestra hasta donde es capaz de llegar... pero lo que más dudas me producía era el poder que indudablemente ejercía sobre mi esposa. 

La paz y el silencio que venían desde las cámaras de mi hogar, en las que se veía en nuestra habitación (cámara 3) a mi mujer, sentada en nuestra cama testigo de su infidelidad y sumisión, desnuda, pensativa, con su hermoso cuerpo bañado de leche, fluidos vaginales, saliva, merca, vino mientras el pendejo caminaba por el comedor (cámaras 1 y 2) desnudo y con el celular en la mano, caminando desde la puerta de calle hasta la del baño (unos 6 mts) esperando intranquilo la respuesta del tal "Pucho". Posiblemente ese rato de tranquilidad le permitió a Clara razonar que lo mejor era terminar ahi. Eran las 5.12 am. Ya había experimentado lo que para cualquier ser humano normal era suficiente asi que, imaginensé cuanto más serían para mi amada, quien vivió 37 años rehúsando al goce sexual, esas 7 horas en las que... mejor no recordar.

Federico entra a nuestro cuarto eufórico "Amor" dirigiéndose -claro- a mi mujer. "Pucho viene para acá en 30 minutos. Compré 5 gramos. ¿Cómo lo ves?" preguntando inútilmente, pues él ya había decidido todo. Más merca que la que había traido eran más horas de desenfreno. Se sienta al lado de Clara y la besa. Ella, al comienzo del choque de labios, casi no participa... se la veía dubitativa, indecisa... pero a los 10 segundos soy testigo de lo rápido que se entregaba a Federico. No estaba ahi, pero apreciaba con claridad como sus dos lenguas danzaban enroscandose entre ellas, mientras la saliva iba de una boca a otra. El pendejo, que de lento no tenía nada, comienza a masturbarla con dos dedos sin dejar de besarla con pasión. Sin dudas su propósito era impedir que se enfríe la afinidad y complicidad ilimitadas a la que lograron llegar. Clara empiezó a gemir y sus ronroneos de gata en celo son combustible para los dedos que se mueven cada vez con mayor velocidad. Mi esposa se deja caer de espaldas sobre nuestra cama, confirmando su entrega hacia Federico, el único hombre con la fortuna de deleitarse con semejante paisaje, porque ni yo fui tan afortunado de presenciar a Clara convertida en una hembra exhudando sexo por todas sus cavidades. "Que hermosa yegua que sos, asi, desnuda sin pudores" la halaga su machito sin dejar de pajearla.. "Abrite de piernas, amor. Abrite bien. Dejame allanado el camino hacia tu placer". Mi mujer acata, separa sus hermosas extremidades inferiores en tanto su amante seguía provocándole espasmos mientras de su concha se derramaban fluidos, secreciones, todos los líquidos que las glándulas que ahí habitan pudiesen fabricar. Clara ya no gemía: casi gritaba, se retorcía, levantaba su pelvis provocando que los dedos penetren más. Federico disfrutaba de las tetas, de sus pezones, los lamía, los besaba, creo que también le daba pequeños mordiscones... hasta que llegó un nuevo orgasmo. "Ahhh... Fede... que bien me ponés, pendejo... amo tu verga, amo tus besos, amo tu cuerpo muscoloso... que placer es que me coja un pendejo como vos, Fede... me llevás a ser reputa sin escalas... ahhh... ahi vino otro... más pequeño...". 

Repentinamente, Clara se levanta, se pone en una posición en la que la veo de espaldas, aunque puedo notar que algo está haciendo con sus manos. ¿Juntando restos de cocaina? ¿Restaurando nuestra foto? ¿Ó quizás...? La vibración de mi celular con el que estaba controlando todo a distancia me sorprendió. Un whatsapp. Empecé a sospechar lo peor y si, mis sospechas estaban fundadas. Me había llegado un texto de mi mujer en el que más o menos me decía la mentira que compartió con Federico, ese cuento de su necesidad de "pasar unas horas más a solas con ella misma" pidiéndome por favor "que no regrese temprano" (aclarándome en un apartado que nunca le dije a que hora estaría en casa...). El desgarrador mensaje terminaba "No pienses nada malo, amor. Solo que estos dias fueron estresantes y me dió mucha paz estar en soledad desde que te fuiste y ahora, que me levanté para ir al baño vi la hora y quería adelantarme antes de que subas al micro para volver. Estar conmigo y nadie más me produjo la necesidad de reflexionar. ¿Nos vemos tipo 22?. Te amo, Luis (EC)".


¡Hija de putas! 20 años rechazándome sexualmente, fría como el hielo, y en unas horas no solo coje con otro como una puta, toma merca, le hacen el culo... ¿no te alcanzó con cuernearme que encima tenés que inventar toda esa perorata de "necesito pensar"? Además sumaba más bolazos al contarme que "le dió paz estar a solas con ella". ¡Puta de mierda! ¡Estuviste complaciendo a Federico, cogida por acá, por allá, merqueada, puta, en nuestra cama, sin importarte nuestra foto, mi intimidad! ¿Y ese "(EC)" luego de mi nombre? ¿"El Cornudo"? Estaba temblando de rabia, exactamente igual que cuando volás de fiebre y te atacan esos chuchos de frío. 
Lo se, lo se: fue mi deseo frustrado por décadas pero yo la quería puta conmigo, zarpada conmigo, aventurera conmigo y tengo que soportar que justo ese sorete de Federico, al que ya me lo monté en un huevo, cuando lo escuché desde el parque hablar de Clara con lascivia para después enterarme por él que dijo lo que dijo al lado de la puerta que da al jardín porque sabía que yo lo iba a escuchar. Asi como me había comentado el pendejo, quería salir del hotel ya mismo y manejar hasta casa para armar un quilombo infernal, cagarlo a trompadas al machito alfa... ¿recuerdan? Me había recomendado "viajar de verdad a otra ciudad" por si me pasaba esto, de "querer volver en medio de la fiesta" que él había organizado para pasarla bién él mismo.

Desde el celular se escucha el timbre de casa. Ya estaba amaneciendo. Federico se pone el boxer y asi, en cueros y calzones abre la puerta como si mi casa fuera de él. "Pucho, gracias por venir" lo decir escucho, sin poder ver pero evidentemente, lo hizo pasar. "¿5 gramos, no?" pregunta el amante de mi esposa. "Seee" una voz grave solo responde eso en tanto percibo como el comprador cuenta los billetes "10, 20, 30, 40, 50... 100. Listo". Un mal presentimiento me asalta y el tal "Pucho" se encarga de confirmarmelo. "¿De donde sacaste tantos billetes de 10 mil, Yarará?" pero como respuesta, Federico solo se ríe. Me juego la pija que él desvergonzado me afanó la guita que tenía en el cajón de mi mesa de luz. Y ese "Pucho" ¿como lo llamó? ¿"Yarará"? Que hijos de puta: sus conocidos saben de su verga. "¿Que hacés en esta casa, Yarará? ¿Estás con unas minitas, no? Porque 5 gramos para vos solo..." lo interroga el transa. "Una flaca, casada, a la que le tengo ganas hace tiempo." sin el más mínimo respeto le cuenta Federico. "Yo soy compañero y re amigo del hijo desde que teníamos 10 años asi que vengo acá desde esa edad. Y a los 11 o 12 mis primeras pajas con leche se las dediqué a ella." siguió sin ningún tipo de cuidados para Clara, para mi hijo, para la familia. "Bueno. Está arriba desesperada por tomar farruca, "Pucho". Otro dia te cuento bien. Pero en un rato te mando una foto asi ves lo que me estoy garchando" le escucho decir. Lo voy a matar. "Uy, dale" responde la voz gruesa de "Pucho". Oigo la puerta abrirse, se despiden y Federico la cierra y le da dos vueltas de llave dejándola puesta. Me cagó. Si aparezco ahora no voy a poder meter mi llave. Y ahi saqué la foto de lo sucedido hace minutos: llega a casa a las 6 am un tipo seguramente con pinta rara, al menos, desconocido para el barrio. Le abre la puerta un pendejo en bolas que lo hace pasar. El visitante solo permanece dentro 3 o 4 minutos. El pendejo en bolas vuelve a abrirle. ¿Alguien del barrio habrá visto esa foto? Esto se ha desmadrado.


Me había quedado con la cámara 2 por lo que me perdí el reencuentro entre Federico con la merca y mi mujer. Voy a la cámara 3 y lo primero que se destacaba era Clara aspirando una, dos, tres rayas... y no se si antes de cambiar de cámara habrá tomado algunas más. "¿Te gusta, mi amor?" inquiere, lascivo, el machito de mi esposa. "Mucho, amor mio." responde la puta de mi compañera pasándose el borde de la mano por la nariz, en un gesto que interpreté como que le picaba.. "¿Y te excita?" el pendejo en modo morbo. "Ufff.... ni bien la siento entrar, me mojo toda." se sincera la trola. "Y cuando empieza a surtir efecto, te juro que me da tanta valentía y libertad que me garcharía al primer tipo que pase". ¿Cómo? Pensé. "Uff" se calienta Federico y agrega  "¿Y en dónde podés hacer la prueba? ¡En la próxima reunión de padres en el colegio!" escupe su ocurrencia. Su perversión no tiene límites ¿que pretende construir con mi esposa? "¿De verdad me decís?" Clara suena entusiasmada y tras esa pregunta resopla su nariz como cuando uno tiene agua o mocos blandos. "Totalmente. Se me ocurre que lleves el equivalente a 3 ó 4 lineas en una cajita de esas en donde se guardan anillos u otras alhajas. Y cuando la reunión de padres termine, te vas al baño, te aspirás todo lo que hay en el alhajero, esperás un ratito y salís a ver que pasa". Yo escuchando como Federico, cumplido ya su deseo de gozar a mi mujer ahora quería que ella diera un paso más y se coja merqueada a algún padre de un alumno del colegio o a uno de los profesores. "Jajajaja." rie Clara. "Salgo del baño caliente y me cruzo con uno de los curas". Ríen los dos, cómplices mientras yo me desangraba. "Mirá que los curas también te deben tener ganas ¿eh?" agrega el pendejo. "¿Cómo "también"?" pregunta mi esposa inocentemente. "Clara. Todos los hombres de la escuela te la quieren poner. Solo que tu "otro yo asexuado" jamás reparó en ese tipo de detalles.". Mi mujer emite un gemido. "Pará, boludo. Me decis asi y me mojo. ¿O sea que puedo garcharme a cualquier hombre que frecuente el instituto que me guste?" le consulta Clara. "Totalmente. ¿Cómo estás?" la pincha Federico. "Caliente, merqueada, desinhibida. Estoy sudando, tengo todo el cuerpo empapado" responde mi nueva mujer. "¿Hacemos una mamada de culo como a vos te gusta mientras te tomás un poco de merca y cuando estés muy muy caliente me pedís que te haga el orto?". "Si, amor." contesta Clara obedeciendo al instante. "Mientras fantaseo que los machos me desean" agrega.

Y ahi comienza su pendejo amante a producirle a mi mujer profundos gemidos, palabras sucias, descripciones... "Asi... amor... dale asi... rico... rico, Fede... te amo, pendejo... nunca imaginé que podía llegar a este estado... soy tu puta... toda la mañana, al mediodia, la tarde y parte de la noche soy toda tuya... Dale... lengua en mi ojete... metela... asi asi..." tan puta habia sido... y lo tenía muy bién escondido. Como para que la escena se complete, cada 2 ó 3 minutos se aspira una raya de merca...  y paulatinamente comienza la metamorfosis.... hasta que se desboca, perdiendo todo control y en un grito ruega "Fede, amor. Metemela por la concha, asi, sin forro... por favor... quiero volver a sentir tu verga inigualable. Metela en mi cueva toda enchastrada y bombeame". Al decir esto Clara entra en extasis, en una suerte de limbo que el traidor sin escrúpulos aprovecha, tome silenciosamente su celular y sin tapujos. mientras  mete su larga verga en la concha de mi esposa, registra varias fotos sin que ella lo note, sin su permiso, sin su consentimiento. Pienso con tremendo pavor que ya estamos expuestos como familia. "Este sorete nos va a cagar la vida..."

...sigue...

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