Mi pacata Clara se puso oscura. Y no conmigo (pt 2).

No se los comenté en la publicación anterior: la bodega, que celosamente y con cariño por mi buen gusto por los vinos había construido con mis propias manos quedaba en el sótano, antes de llegar a la cochera donde guardábamos nuestros dos vehículos. El mío y el de mi esposa que casi ni usaba porque, se imaginarán, dependía de que yo la acompañara ida y vuelta a cada sitio al que debía concurrir. Asi que la distancia no era corta, estaba oscuro y una escalera no muy larga pero en espiral eran los obstáculos a sortear. Abrí las puertas y me demoré un rato más eligiendo cual marca beber fijándome también los años de añejado. Con la botella escogida volvi sobre el camino que me llevaría hacia el comedor a entretenerme con los efectos del alcohol, que seguramente me darían el placer que Clara no iba a propiciarme contando además que con la mente asi volada el bullicio que acostumbraban a generar esos 4 pre adolescentes cuando estaban juntos no me fastidiaría tanto. Tengo que reiterar que mientras iba llegando al punto neurálgico en el que se encontraban los chicos y mi esposa me rectifiqué mentalmente del número de bochincheros y del concepto "pre adolescentes" pues, mal que me pese, reconozco que Federico se despegaba completamente. Los pendejos eran 3. Él era... peligrosamente maduro.



"Volviste, pa. Tardaste un montón" dijo el Pichu con un recibimiento cariñoso. En la mesa estaban sentados solo los 3 chicos y Fede, de quien noté una rara mirada. Fui a la cocina a buscar el sacacorcho cuando vi a Clara apoyada en un escondrijo al lado de la heladera, llorando. "Amor" le hablé sorprendido y le pregunté "¿Que pasa?". Ella me miró con vergüenza y volvió a desviar su mirada de la mía, como quien acaba de mandarse una macana. En verdad, no sabía como actuar. Nunca la había visto asi, no acostumbraba a sollozar y menos con ese sentimiento de angustia. La abracé y sentí que con ese gesto se relajó al menos levemente. "¡No sabés, Luis!" expresó exaltada. "Cuando bajaste a la bodega Fede me preguntó si podía sacar la mayonesa de la heladera yo me paré de la mesa y como corresponde, vine a la cocina y no noté que él igualmente se dirigía al mismo sitio que yo". Me miró culposa y algo desencajada y prosiguió. "Abri la puerta de la heladera y al agacharme para agarrar el sachet siento que se apoya descaradamente en mi cola" y mientras decia esas 6 palabras ("
se apoya descaradamente en mi cola") me mira fijo, tratando de verificar si estaba sintiendo lo mismo que ella. A pesar de que yo venía advertido de las intenciones del líder del grupito también me sobresalté pero al mismo tiempo y por partes iguales a la molestia por su desvergüenza sobrevino un calor como de excitación. Clara era tan timorata, tímida, nada lanzada, que la curiosidad por conocer su real estado por vivir esa esa experiencia inédita me la estaba poniendo dura. "¿Y vos que hiciste?" atiné a preguntar. Mi mujer vuelve a bajar la mirada y lo que me cuenta a continuación fue lo que la estaba avergonzando. "Luis, mi amor. Fue tal la sorpresa por tamaña caradurez para la que no estaba preparada que me quedé dura, horrorizada, como cuando ante una situación de vida o muerte no reaccionás, ves que viene el tren, vos imperturbable y el tren te pasa por encima ¿Me comprendés?".

Estaba decodificando lo que Clara me informaba. "O sea que al agacharte y mientras Fede te apoyaba su pija en tu culo... ¿vos te quedaste quieta no solo sintiendo su verga dura, sino que, como no tuviste los reflejos necesarios para pararte, apartarlo, darle una cachetada y echarlo de casa por atrevido le diste a entender que te estaba gustando?". Frunció el ceño y me lanzó una mirada que tenía el poder de una bala directa al corazón. "No dije eso, Luis. ¿Cómo llegaste a semejante y retorcida conclusión? Lo que quiero que entiendas es que no atiné a hacer lo que debería haber hecho que vos describiste bien, pero para nada estaba aceptando lo que él hizo que ocurra". Y prosiguió "Y eso no fue todo. Como yo me quedé cual estatua, agachada aun sosteniendo la mayonesa y su.... miembro apoyado en mi, seguro que el borrego tomó más confianza, puso cada una de sus manos en mi cintura y me arrimó más hacia su cuerpo. Bah: me arrimaba y me alejaba, me arrimaba y me alejaba. Si. Como te imaginás: como un acto sexual, vestidos. Luis. Estoy avergonzada, humillada, me siento maltratada y ofendida. Yo no voy a ir al comedor, no quiero estar en donde esté Fede. Es más, te pido que me ayudes a convencer al Pichu de que Fede tiene la entrada prohibida a esta casa. Y por favor, Luis, como mi marido y jefe de la familia, te ruego que vayas y como hombre lo enfrentes y le hagas conocer el rigor que se merece por este pésimo momento que me hizo pasar". Yo hice silencio. Era la primera vez que Clara estaba tan exaltada por algo relacionado a la sexualidad ya que hasta esa noche y como les conté, mi esposa huía de cualquier charla, evento, juego, película o lo que fuera que tuviese que ver con el sexo. Verla asi, con su hermoso rostro enrojecido de bronca e impotencia luego de haber experimentado por primera vez en sus 37 años que otro hombre -si, Federico daba más a hombre que a pendejo- la tomara de la cintura y le apoyara su verga una y otra vez mientras Clara, por las excusas que esgrimiera, no se apartó, ni lo insultó, ni lo cacheteó... Creo que luego de reflexionar algunos minutos a solas en la cocina se dió cuenta de la gravedad de lo sucedido. Y ahora me estaba mandando a mi a ponerle los puntos a Federico, decirle lo que ella no pudo, no se animó o... ¿no quiso? Además ¿notaron que en su relato nunca lo llamó por su nombre completo sino que siempre lo llamaba "Fede"? Eso también me extrañó, aunque aclaro que no la noté ni caliente, ni excitada, ni con deseos... tal vez si Clara fuera más sexual me hubiese animado a tocarle la tanga... quizás estaba húmeda. La duda me martillaba.

Le dije "Amor. Lo que te hizo ese malagradecido, este ultraje tan agraviante no te lo merecés. Pero no voy a hacer ningún escándalo delante de Pichu y los otros dos. Lo voy a invitar a que me acompañe a la vereda y alli le diré lo que corresponda ¿Te parece bien?". Clara dejó caer un suspiro como aliviada y solo asintió con la cabeza.

Fui al comedor y con la mayor serenidad me dirigí al lider de la manada expresándole mis deseos de charlar con él fuera de casa. Me miró sin asombro, gesticuló una mueca socarrona mientras le decia a mi hijo y a los otros dos "De paso que salimos a la calle, aprovecho y me fumo un cigarrillo" y enfiló él primero y con tal seguridad hacia la puerta de calle que me di cuenta que quien estaba más nervioso, inseguro, temeroso era yo. 

Ya en la vereda, Federico me dice "Tengo el auto estacionado dos casas mas allá, me parece que es un lugar seguro y privado para charlar". Lo seguí como si yo fuera uno de la manada que va tras el cabecilla.

En el auto, abrió su ventanilla mientras pitaba con gusto un Marlboro. Fumaba como un tipo de 30 años, conociendo los detalles de tragar el humo, expelerlo, disfrutar cada aspirada. Yo, mientras, no sabía como arrancar. No hizo falta: Federico dió el puntapié inicial.

"Luis. Nos conocemos hace años. Somos compañeros de tu hijo, bah, del hijo de ustedes: tuyo y de Clara (al nombrar a mi esposa puedo jurar que lo hizo sonar libidinoso) desde la primaria y te cuento que primero en las costumbres y rutinas de mi casa para después interiorizarme en la de mis tios aprendí a ser buen observador. Clara es una mujer que no pudo, no supo o no tuvo quien la motive a que disfrute del sexo enterrando sus traumas de que es algo sucio, pecaminoso. Ya se que te contó lo que pasó en la cocina. No voy a fantasear con que se dejó que la apoyara, que simulara que la cojía cuando la tomé de la cintura, y que participó gustosa. No soy un pendejo que cree en Papá Noel. Tu mujer no supo como actuar, se quedó dura por la sorpresa permitiendo que mi pija se ponga dura dentro del boxer con cada golpe que le daba a su culo." Federico no tomaba ningún recaudo al contarle, al marido de la mujer que acababa de cojerla vestida, su desfachatez me bajaba aún más la autoestima. Pero lo que me confesó a continuación lo sentí como una trompada que te deja groggy ya que
 Clara... no me había contado todo. Federico no se detuvo: "Estaría en un estado de shock tan violento que tampoco se resistió cuando continué manejandola solo con la mano izquierda, trayendola hacia mi pija, ya dura y volviéndo a separarla, como si cogiéramos vestidos mientras metía la mano derecha por debajo de la remera acariciando su suave y excitante piel, llegué hasta el soutien, se lo corrí y le rocé un pezón bastante tiempo, hasta que escuchamos que subias las escaleras. Luis. Sus tetas estaban muy duras" remató.
Creo que conozco bien a mi esposa como para conjeturar que si no me contó esta parte es porque la superaba la vergüenza pero no dejaba de preguntarme ¿conocía tanto a Clara? ¿No me confió todo porque sobrepasaba su pudor? ¿O en realidad...? Federico interrumpió mis cavilaciones, mis dudas, con una aclaración, que según él, explicaba lo estupefacta que sintió a mi esposa. 
"Pero el término "sorpresa" tiene dos significados, Luis. El primero es porque Clara jamás esperaba que yo, Fede, el compañero del Pichu refregara mi verga contra su culo. Y su segundo estupor le nace porque ella nunca experimentó la acción de que un hombre la tome por asalto, no le pida permiso y la disfrute sexualmente e intente que a ella le suceda lo mismo. Y digo un hombre, sin involucrarte ya que podría haber sido su marido en vez de otro hombre, su esposo, quien Clara conoce bien, confía en él, aunque me juego la pija que vos nunca te animaste a arremeterla para calentarla." seguía describiendo con seguridad nuestra sexualidad frustrada sin temor. Ya me había tomado el tiempo: en ese estado yo era inofesivo. "Luis" prosiguió "Su desconcierto fue el sentirse forzada a juguetear por otro hombre, un desconocido, un tercero que tiene entre sus piernas un pedazo de carne totalmente nuevo para ella. Porque ella solo cogió con vos ¿no?". Al tiempo que asentia con la cabeza reconozco que me encontraba anonadado, tieso, como hiponotizado tal como Clara con la pija de Federico dándosela contra ese culo que debe desear cada hombre que la conoce.

"Luis" prosiguió el joven que hace menos de una hora le hizo sentir a Clara como su pija simulaba el acto sexual y sus dos manos, cual macho posesivo, ayudaban a esa recreación "se que me apartaste del resto para putearme, echarme de tu casa para siempre, prohibirme que me junte con tu hijo. Pero ¿sabés? No te veo ni enojado, ni ofendido en tu honor, ni con ganas de pegarme por tenerle ganas a Clara, tu esposa". Reconozco con deshonra que cada vez que escuchaba de boca de ese pibe los términos "tu mujer" o "tu esposa" me sentía más humillado porque se que lo hacía a propósito. A la vez, como ya dije, no podia disimular que me ponía la verga dura suponer que tal vez Clara se haya excitado con lo sucedido siendo el primer paso para que la timorata de mi mujer finalmente se abra por completo al goce sexual, algo que ya dije, espero desilusionado hace 20 años. "Se que escuchaste mientras estabas en el jardín... en dos dias cumplo 18 y aspiro a que Clara sea mi regalo de cumpleaños. Pensá en frio. Si realmente ansiás que tu hermosa mujer deje para siempre la pacatería que la caracterizó y te desilusionó estos 20 años de conocerla y pase a ser, definitivamente una puta de verdad, como ella se merece y vos lo querés, lo deseás, lo necesitás... te propongo un trato. Que me permitas pervertirla, hacerla conocer los placeres del sexo... lo que pretendo hacerte entender es que el dia de mi cumpleaños me la voy a cojer. Y te estoy avisando".

¿Saben que se siente estar frente a un imberbe de 17 años quien, sin ningún temor, con total seguridad, bien firme, te advierta que tiene algún método o lo que sea para cojerse a tu mujer y yo, su marido, en vez de pegarle una trompada mientras lo puteo de arriba abajo, siento como de la cabeza de mi pija brota el suficiente presemen para sentir mojado mi boxer por la excitación? Más allá de estar caliente debia ponerlo en su sitio, asi que le espeté "¿Y si mi respuesta es negativa? ¿También tenés estudiado el librito que explica como responder ante esa posibilidad?". No sabía como ponerle límites, de que manera tomar el mando de esta charla bizarra...

Fede pegó la última pitada arrojando la colilla por la ventana con su dedo medio y volviéndose hacia mi me aclara, sin parpadear. "Luis. Si vos no estás de acuerdo, a Clara me la voy a cojer igual. En unos dias tu esposa tímida, huidiza si de sexo se trata, puritana antes de conocerte, de novios y durante todo tu matrimonio va a probar mi verga y no dudes que notarás su cambio. Te doy la opción de que nos asociemos porque vos también vas a disfrutar cuando Clara, tu esposa, si, la que te hartó de ser tan mojigata, con un par de "sorpresas" (lo dijo remarcando cada sílaba) como la de hoy se suelte y finalmente te pida pija todo el tiempo. ¿Somos socios o no?".
Me encontré diciéndole "Si. Somos socios" con la pija dura la que cuando selló el pacto dandome un apretón de manos cual hombre maduro escupió un chorro de leche asu que el calzoncillo terminó de mojarse...


... esto continúa...

#Cornudo #EsposaInfiel #MILF #Cuernos #PutaInfiel #Infidelidad #Cuckold #Cocaina #Merca