La conversión de Mariana (pt 15)



Ya en el departamento, a solas, pues Luciano llegaba tipo 21.15, se quitó la ropa que la había acompañado en un día pleno. Merca de madrugada con su pareja desmayado en el sillón. La tanga húmeda que eligió no cambiarse. El taxista Julián pasando a buscarla para experimentar dos horas de sexo, merca, perversión y más en un caserón con pileta climatizada en el interior, típico de los narcos millonarios. "Que bien me coje Julián" pensó entrando en la ducha. "Y tengo cocaína gratis". La confesión a Johanna, su compañera. La calentura de ella, inesperada. Sexo lésbico entre las dos en el altillo de la oficina vacía. La aparición de Darío, al descubrirlas. El trío con él. Más merca. Johanna descarrilada. Cocaina, trio, leche, verga rica, su amiga cruzando límites. Normalizar todo a la hora de abrirles al resto de sus compañeros. Johanna en el baño tomando merca y cojiendo con Silvio, un cliente sexagenario. Y ya estaba llegando el corolario: ir a la casa de su propia madre, quien había invitado a Darío a cojer y tomar falopa y el propio Darío sumó a Mariana y Johanna a que participen.


Si bien la desfachatez de la confesión de Marisa, la mamá de Mariana, de ser infiel a su padre, tomar merca y estar caliente con Darío tenía varias horas, todavía le costaba asimilarlo. Pensaba y pensaba y no podía quitar de su mente lo puta que se reveló su madre. En la ducha, Mariana, quien a pesar de todo seguía caliente, se metió en la concha el largo mango del cepillo para la espalda y lo hizo entrar y salir varias veces.

¿En que estaría Luciano? ¿Cuántas semanas hacía que no tenían un momento juntos? ¡Ni siquiera se hab encontrado! ¿Cómo es que su pareja no reclamaba? Esas dudas, lejos de preocuparla, la excitaron más y asi, debajo de la ducha, tomó su cartera que estaba apoyada en la tapa del inodoro y humedeciendo un poco el polvo, se tomó una rica dosis de merca.

Darío la esperaba a Johanna a las 20.40 en la casa de los padres de Mariana. Salió de la ducha casi a las 20. Se secó rápido y procuró plancharse más el pelo, Darío la quería morocha y lacia (recordemos que su cabello es ruliento y castaño). Fue a su ropero y tomó una remera blanca con el nombre de BOWIE en rojo, que le habían regalado y nunca había usado porque le quedaba demasiado ajustada y se le marcaba el soutien, pero como ya casi no usaba, aprovechó a estrenarla. Luego de ponerse una de sus tangas más pequeñas, tomó un short de cuero marrón con flecos y se lo calzó notando como le marcaba el culo. Y cerró su look con unas botas cowboy lo que potenciaba sus hermosas piernas.

20.10. Le mando un whatsapp a Johanna. "Paso por vos en 10 o 15" mientras se tomaba una linea gorda y larga. Como abrigo, eligió un saco de lana largo hasta la rodilla, pero fácil de quitarse y llamó a un coche. Johanna ya estaba lista, según respondió. Solo tenían 30 minutos. Pensó que su madre ya estaría en plena acción con Darío y se sintió mojada. 

Llegó el auto. Bajó por el ascensor. En menos de una hora Luciano, su pareja, llegaría al departamento. Subió al Uber y partió a bucar a su compañera, que vivía a trasmano del lugar de la cita: la casa paterna y materna. Llegó casi 20.30. Hizo sonar su celular y Johanna salió enseguida. Mariana no daba crédito a la vestimenta de su compañera: nunca la había visto tan puta. Los ojos delineados gruesamente, lo que le marcaban su mirada gatuna. Una musculosa sobre su piel, con sus pezones parados, una mini de jean desflecada que cuando subió al auto pudo notar que no portaba tanga y estaba completamente depilada. En sus pies, unas zapatillas de suela alta y como abrigo, una camperita de cuero corta. Johanna se había transformado en su alumna con solo un dia de clases.

Se dieron un pico ante la atenta y caliente mirada del chofer al que Mariana le pidió que tomara el camino más rápido para llegar a tiempo. Johanna le pidió un tiro y Mariana le compartió la bolsa. Estaban ambas listas para lo que fuera.

Llegaron a la casa paterna de Mariana 20.43. Unos minutos tarde. Pagó el Uber y bajaron ansiosas. Johanna miró hacia arriba y codeó a Mariana. En la ventana abierta de la habitación de sus padres, ubicada en el primer piso, se veía en penumbras, desde la calle, la figura desnuda de su madre siendo penetrada por un hombre, Darío mientras algunos gemidos llegaban hasta la vereda. Mariana sacó el juego de llaves y abrió la puerta ávida de sumergirse en lo que estaría ocurriendo.



Subieron de la mano las escaleras y vieron a través de la puerta abierta del cuarto a Darío, completamente desnudo -como le gustaba a Mariana su cuerpo de punk torneado- metiéndole su pija en el culo a Marisa, su madre. Ella, apoyada en el borde de la cama, aspiraba lineas de merca desde el vidrio de un enorme cuadro sobre el colchón. Marisa gemía como una puta y le pedía más a Darío, con voz entrecortada. "Aghhh... asi... sii.. Mi Dios... esto es lo q.q....que sssie... sssiempre deseé... un mm...mmacho de verdad". Darío, quien parecía tener un 6to sentido giró su cabeza mientrás le daba cachetazos al culo de Marisa y vió a las 2 invitadas. "Pasen, ¿que esperan?" ordenó. Y le pidió a Marisa, la madre de Mariana "Amor, decile a tu hija lo que me revelaste hace un rato". Marisa, miró a Mariana, su hija, con su rostro de hembra caliente, drogada, borracha (el whisky nunca faltaba en su casa) y desencajada expresó "Darío: te amo. Soy tuya. Soy capaz de todo por vos. Te amo, Darío. Como jamás amé a nadie....". Mariana asombrada sintió su concha empapada. Su madre, delante de ella, estaba cojiendo con el tipo que la había pervertido y le confesaba su amor. Era una escena dantesca. Darío se dirigió a ambas "Joha, Meri, saquensé la ropa. Tomensé unos tiros y unansé". Ambas, como hipnotizadas ante tal macho alfa, en 20 segundos estaban desnudas sobre la cama, besándose, restregándose las conchas, gimiendo merqueadas mientras veían a Darío adueñarse de Marisa. "Marisa" de golpe habló el macho "¿tenés ganas de besar a Mariana como si fueran dos golfas?". "Si, mi amor" respondió la madre de Mariana. Tomó a su hija de una de sus hermosas piernas desnudas y humedas y la acercó hacia ella y poniendole merca con el dedo en sus encias comenzó a besarla como si fueran dos lesbianas. Madre e hija ante la mirada atónita y caliente de Johanna y el bombeo sin parar de Darío en el hermoso culo de Marisa. Mariana estaba excitadísima: besarse como dos lesbianas con su propia madre, en la cama que compartían con su padre, mientras la puta de su progenitora era penetrada por otro tipo, merqueada... era una fotografía que jamás habia pensado. Darío retiró su pija gorda y las dejó gozarse mutuamente. Madre e hija, desnudas, calientes, drogadas, besándose, piel con piel, todas transpiradas acariciando sus sexos sin dejar de entrelazar sus lenguas. Madre e hija.

Joahanna quitó la vista de ellas y se zambulló a chupar esa hermosa verga del perverso de Darío... el macho que estaba transformando sexualmente a tres mujeres al mismo tiempo.





...continuará.


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