De como Caro pasó de esposa fiel a puta.



E
l sol de septiembre cae a plomo sobre Caro a través del abierto techo corredizo de su Audi color azul cuando lo levantó para su último caso del día, encomendado por el centro de los proyectos sociales en barrios pobres. Ella, de 22 años de edad, aceptó este trabajo en el
Departamento de Niños y Familias (DNF) hace tres meses después de graduarse en la universidad. El simple hecho del buen ritmo de las cosas hacía que esperara con éxito que terminando su período de prueba con la agencia, tal vez conseguiría su título de maestría.

Era una mujer segura, bien educada y con un futuro brillante. A veces, Caro se preocupa más por la seguridad de su coche que su propia seguridad al adentrarse en este barrio terrible de gente de dudosa reputación. Este caso le encomendaba a su supervisión de una familia
disfuncional debido a la negligencia infantil, a los tres hijos de una madre soltera de 32 años dedicada a oscuras ocupaciones delictivas. Ha sido un día largo de trabajo asi que ella espera con interés volver a casa y comenzar el fin de semana a pesar de que su esposo Juan Carlos es paramédico desplegado en un hospital y ella por consiguiente se encuentra sola.

Se casó con él hace 6 meses tomaron unas breves vacaciones y luego su flamante marido volvió a la rutina. Ella sabe lo hermosa que es y lo que provoca: tiene 1.70 m. de altura con una figura atlética por el resultado de los habituales ejercicios y la dieta saludable, su vida ha sido sana y decente y gracias a esa rutina tiene un cuerpo delicioso con unos pechos que necesita corpiños de copa E, porta un culo respingado, redondo y duro, su cabello es liso y rubio que llega un poco más allá de sus hombros, con una piel rosada impecable, pómulos altos, una pequeña nariz y ojos grandes azules que forman la cara angular. Esa tarde, Caro vestia un atractivo traje de pantalón negro con una blusa blanca con rayas grises, destacando su encantador busto y sus tacones altos rítmicamente anuncian su llegada por el pasillo hasta el apartamento de la familia negra disfuncional.



Llama a la puerta y habla con una voz femenina y sensual: "Hola, soy Carolina Palacios del Departamento de Niños y familias. ¿Está Naim?" mientras muestra una brillante sonrisa mostrando sus dientes perfectos. Una voz ronca de hembra negra responde desde adentro: "Yo soy Naim" e inmediatamente abre la puerta y Carolina ve aparecer a una negra bastante atractiva de ojos de color marrón claro, dientes blancos, alguno de oro y con un cutis dorado combinado con un toque de nariz aguileña de Influencia hispana o europea en algún lugar de su ascendencia. Naim es de contextura regular formando buen cuerpo y de gruesos músculos y no tiene pudor en lucir joyas de oro: anillos en varios dedos y collares gruesos de cadena.

Caro la saluda: "Hola Naim, ¿puedo ver a los niños y revisar su entorno familiar?”. Durante ocho años DHF ha enviado trabajadores sociales a cada vivienda a la que se mudaba Naim. para comprobar las condiciones de sus hijos y la negra sabe que estas visitas suelen durar una o dos horas o a veces más tiempo, ya que suelen entrevistar a cada niño pero en este caso no se ha molestado encomunicar a la DHF que recientemente envió a sus hijos a vivir con su tía, asi que responde con impaciencia y de forma seca: "No puede entrar ahora. Yo tengo compañía y estoy ocupada”. Caro no está segura cómo reaccionar. En sus tres meses con la agencia nadie le ha negado las visitas programadas. "Señora, lo siento. Pero tengo que ver a sus hijos y en que condiciones viven. Si usted no me deja el DHF podría llevar a sus hijos en custodia protectora” y le advierte en tono amable: “Yo sólo quiero ayudar." Naim la observa. "Esta trabajadora social es realmente atractiva" piensa y decide contemplarla un tiempo, fantaseando que sus manos están hurgando por debajo de la tanga de la joven. "¿Me está amenazando?" responde Naim ladeando su cuello de un lado a otro y su oscuro cabello en trenzas con extensiones costosas y con bolas de color rojo brillante en sus extremos pendulan como columpios con el movimiento de la cabeza.

La hostilidad de la africana sacude a Caro quien trata de ser diplomática. "No, no, usted no entiende. Por favor, señora. Estoy de su lado. Pero podrían llevarse a su hijos si no me deja hacer mi trabajo”.

Esta delicada y hermosa asistente social está muy lejos de la mujeres negras, mayores y gordas que anteriormente visitaron los lugares en donde Naim vivía. 
A esta negra de postura intimidatoria le han gustado las niñas desde la infancia. Nunca conoció a su padre y vivía con un viejo hombre negro que era como un niño que le decían el tío Joe y como su madre era tan adicta a las drogas Naim vagaba por las calles en una edad muy temprana. El abuso sexual comenzó temprano ya que el tío José no podía tener erecciones asi que le pagaba a ella y sus otras amigas para hacer cosas sexuales entre ellas mientras él las observaba. Se despertó muchas noches al sentir al tío José tocándole sus partes intimas. Aunque Naim descubrió que sus amigas gustaban solo de chicos ella tenía cierta predileccíón por las hembras blancas, asi que repentinamente cambia su actitud con Carolina y finge temor y complacencia: "No, no, por favor. No tomen a mis bebés. Ya puede entrar”. Y le abre la puerta de par en par. Caro entra en él apartamento donde resume suciedad, el aire es rancio llenando sus senos nasales, las paredes originalmente blancas ahora lucían amarillentas por el tiempo y la grasa. El lugar aparece desordenado de trastos y ropa esparcidos por todos lados sin orden. Era evidente que Naim no solía dedicarse a darle una buena limpieza.

Caro pregunta: "Aquí indica que usted tiene una niña y dos niños, de ocho, nueve y diez años respectivamente ¿Dónde están ellos?”. Naim le responde: "Los niños están visitando a mi hermana. Yo no esperaba que usted viniese". "¿Alguien más vive aquí con usted, además de sus hijos?” inquiere Carolina. Naim tiene una visita hoy: Bernardo, uno de sus chongos, quien tiene un apetito especial por las chicas blancas proporcionadas y también tiene un especial talento para forzarlas si no son dóciles si él intenta tener sexo con ellas. Una brillante idea se le ocurre a la mujer negra e invita a Caro a que pase al cuarto en donde estaba Bernardo: "Estoy con un amigo, Bernardo, quien está en el dormitorio. ¿Quiere conocerlo?”. Carolina fríamente responde: "Yo vengo a entrevistar a sus hijos y ver en que estado de cuidado y protección se encuentran. ¿Cuándo van a estar aquí?". Naim ignorando la pregunta grita: "¡Bernie, ¿podés venir? ¡Tenemos visitas!".

Bernardo es un traficante de drogas de 38 años de edad y chulo de Naim, un negro gigante que mide 1.93 m, 102kg. de puros músculos sólidos. Cuando sale del dormitorio Caro ve que lleva un airado ceño, una vena grande le da un abultamiento debajo de la superficie de la frente... como si la interrupción no fuera algo importante y lo fastidiaba.
"¿Qué pasa, Naim?" pregunta el chongo. Ella le responde dándole un guiño y una sonrisa maliciosa: "Aquí esta joven de los Servicios Sociales y me está pidiendo información acerca de ti". Entonces él le da un segundo vistazo a la hermosa trabajadora de los servicios sociales y siente una erección ya que las jóvenes de coño blanco son su perdición y no se pierde una sola oportunidad de poder penetrarlas. Aunque reconoce que esta chica podría ser una modelo profesional con su figura y su rostro. Ella encaja en un perfil profesional que es buscada por todos los promotores, con una imagen virtuosa de mujer blanca que tranquilamente podría trabajar posando en fotos de publicidades. Bernardo repara en el anillo de matrimonio de Carolina y supone que es una típica perra blanca arrogante que nunca fue cogida por un hombre negro. Durante todos esos segundos en los que el negro la estudiaba, Caro comienza a sentirse incómoda y más aun cuando él se acerca porque ya la ha desnudado con solo posar sobre ella sus oscuros ojos.

Carolina nerviosamente declara: "Sólo tengo que hacerle un par de preguntas rápidas y voy a regresar en otro momento cuando los niños estén aquí” pero ya Bernardo se encuentra a centímetros, casi en contacto físico con ella. En ese momento Caro sospecha que ambos son un grave peligro para ella y echa una mirada a la puerta, a que distancia se encuentra para un posible escape. Bernardo lo nota y expresa con burla: ”¿Supongo que no tiene ganas de hacer ya las preguntas?". Se acerca a centímetros de la trabajadora social, toma la carpeta que ella lleva en sus manos y la arroja al otro lado de la habitación mientras se interpone entre ella y la puerta de salida. Ella exclama: "¡Hey! ¿Que está haciendo? Es mi herramienta de trabajo." La carpeta contiene todos los documentos de su tarea diaria. Bernardo le espeta: "¿Quién le da el poder de mierda de pensar que viene aquí y hacernos preguntas personales, como si tu fueras superior a nosotros?” Caro piensa que estos negros no tienen buenas intencionas, aunque ella está realmente allí para ayudarlos y da un paso hacia atrás alejandose del gigante hombre negro.

Bernardo le dice a Naim: "Cerrá la puerta. Creo que tenemos que enseñarle una lección de modales a esta perra blanca”. Naim obedece y va veloz hacia la puerta y le da dos vueltas a la llave y corre el pasador.

.. 

Caro se encuentra contra la pared, el juego de Bernardo funciona y la toma fuertemente con sus brazos musculosos. Ella grita angustiada: "¡Quíteme las manos de encima! Voy a tener que denunciarlo por asalto" una amenaza sin éxito, tratándo de que él la suelte pero sugerir arrestarlo no es lo correcto para una chica blanca hacia un hombre negro... Si: es lo peor que pudo decirle. Bernardo la abofetea con fuerza en la cara dejando una marca roja en la mejilla izquierda, con tanta potencia que Carolina quedó mareada y la desafía: "¿Me estás amenazando ahora?". Naim arranca el bolso de Caro de su hombro, se lo pasa al negro traficante. Él al mira en su interior y dice: "Encontré su teléfono celular. Como no lo va a necesitar..." y sin más lo tira al piso y lo aplasta con su bota. 
Caro frota su mejilla adolorida y queda mirando al negro en estado de shock mientras con su lengua siente el sabor del hilo de sangre que le sale del labio. Todo está sucediendo tan rápido que no sabe si gritar o tratar de razonar con él. Antes de que pueda decidir algo Bernardo con una mano carnosa le tapa la boca mientras con su otra mano la toma de la cintura y la arrastra hacia el dormitorio. Sus zapatos de taco alto se traban en la gastada alfombra verde y de a uno se escapan de sus piés. Al llegar al borde de la cama el negro la tira encima de las sábanas que huelen a sexo. "Vamos  a enseñarle un poco de respeto a esta perra blanca." dice entre excitado y enojado. Caro intenta pararse pero él la domina, la toma entre sus fuertes brazos y la atrae a su pecho con fuerza sin soltarla y siempre tapándole la boca completamente. Naim sonríe al ver que su negro comienza a desabrocharle la blusa a la rubia. "Apuesto a que nunca ha tenido antes una polla grande y negra adentro tuyo ¿no es asi?". Los dedos de Naim en forma de araña ayudan a Bernardo y van arrastrándose por los botones de la blusa de Caro mientras sus sus ojos azules crecen aun más grandes: es el miedo. Ella sólo ha estado con un hombre durante toda su vida, su marido... Esto no puede estar pasando: la violación es algo que ocurre a otras mujeres desafortunadas, no a ella. Caro consigue reunir todas sus fuerzas con cada músculo de su cuerpo, pero no puede liberarse del abrazo de tornillo de prensa del negro. "Mmmmppphhhh.... Noooo!!!" trata de gritar con su boca tapada. Naim bromea: "Eres una chica con suerte. Cuando Bernie te eche a perder con su enorme polla ya nunca más vas a estar satisfecha con otra cosa y menos la de los blanquitos. Te lo aseguro”.


La blusa de Caro cuelga abierta dejando al descubierto sus pechos firmes que llenan su sostén rosa de seda, atrapada como una rama en el abrazo de Bernardo cuando las manos de Naim se la arrancan y acto seguido va por sus pantalones negros. "Ohhhh! Mirá lo que nos tiene de regalo por aqui" dice Naim, tirando hacia abajo los pantalones revelando su tanga rosa de seda haciendo juego con su sujetador ultra sexy. Aunque ya se encuentra solo con la ropa interior lucha con el forzudo y musculoso negro en la cama, y a pesar de que se retuerce con todo lo posible para escapar a su control y a sus brazos siente que su concha perfecta comienza a humecederse. Toda la energía de Carolina no tiene resultados, pero se extraña de sentirse mojada. Naim que está para ayudar al negro retira el soutien de Caro en plena conmoción dejando las redondas, lisas, duras y grandes tetas jóvenes con sus pezones rosados claro y la areolas rosadas de regular tamaño completamente al aire. Caro se siente tan avergonzada como asustada. Pero siente como su entrepiernas sigue chorreando. Está confundida. Y sigue resistiendo sin éxito. 

"Y ahora vamos a ver como la linda chica esparce todos sus jugos para nosotros dos" dice Naim colocando sus dedos pulgares e índices pellizcando los pezones duros de su nueva putita blanca con sus brillantes uñas cuidadas profesionalmente con esmalte acrílico rojo y con giros dorados. "Aggghhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!” son los gritos ahogados de Caro que llenan la habitación mientras su violadora repite el castigo varias veces más, haciendo que los pezones de ella se endurezcan con un resplandor rojo por el dolor. La concha de Naim también crece en humedad, se siente caliente y piensa que ya es tiempo de ver la concha de semejante rubia de hermosa piel blanca. 

La proxeneta negra toma la tanga de la asistente social que tira patadas para todos lados, mientras va perdiendo las fuerzas para soltarse de Bernardo. Naim se detiene un minuto para disfrutar de las largas y perfectas piernas de Carolina y sin más, tira de ambos lados de la tela suave de su tanga dejando a la rubia completamente desnuda. Caro piensa que de ninguna manera va a permitir que este par de animales negros abusen de ella asi que cierra sus piernas entrecruzandolas. Pero Bernardo, mientras que con una mano sigue tapándole su boca, con la otra toma del tobillo de una de sus piernas logra romper la presión fácilmente y sin dejar de sujetar su tobillo, logra separarle las extremidades inferiores dejando a Caro con su concha abierta, prácticamente en el rostro de Naim, quien se había arrodillado para apreciar tan hermosa vagina. Labios finos, rosados, completamente depilada. Todo el cuerpo de Carolina era perfecto. Ni Naim en sus tiempos de prostituta y proxeneta ni Bernardo en su afán de violar chicas blancas se habían topado con semejante mujer. 

Pero Caro seguia luchando, gritando como podia, insultándolos completamente avergonzada de verse desnuda delante de tales delincuentes. Él se impacienta, y dice que ya es hora de hacer que las chicas rebeldes colaboren más rápido asi que instruye a Naim: "Adelante con lo que ya sabés. Ya es hora”. Mientras Caro lucha por respirar aire limpio a través de la nariz, tratando de sacar la mano de Bernardo de su boca Naim desaparece temporalmente de la habitación. "Ya cálmate, cariño" le susurra el negro con dulzura en el oído de Caro: "No vamos a hacerte daño. Simplemente haz lo que se te dice." Pero Caro está tan aterrorizada... no entiende lo que él quiso decir por «Ya es hora» pero ella no va a ser presa fácil asi que se convence en su cabeza ¡que nunca sucederá! .... 

Naim regresa con un torniquete de goma y una jeringa que contiene una una sustancia de calidad farmacéutica utilizada legítimamente para anestesiar mezclada con otras drogas como cocaína y  heroína. Carolina va cambiando su enojo por temor  y se esfuerza más para liberarse, haciendo su delicado y esbelto cuerpo se retuerza como una serpiente en los brazos de Bernardo que la sujeta con un poder inusitado y es ahi cuando siente que Naim aprieta el torniquete alrededor del brazo. "Noooo!!! Noooo!!!!”. Caro intenta gritar para que alguien pudiera oírla ya que su determinación de continuar la lucha se convierte en la desesperación de un animal atrapado. Ella haría cualquier cosa para evitar la terrible inyección pero está a merced de las tenazas del negro y ya está casi exausta. 



Naim sostiene en forma recta el brazo aunque Caro lucha y se retuerce para soltarse mientras no quita los ojos de la jeringa. No sabe qué sustancias contiene pero seguro que no es nada bueno. Justo a ella quien jamás ingirió sustancia alguna, menos ilegales. Sus esfuerzos de dar un tirón a su brazo de las manos de Naim sólo sirven para distender más las venas y hacerlas blanco más fácil para el pinchazo. "Esa es mi chica, sigue peleando como una perra" alienta la africana mientras siente que Caro ya está agotada. Fatigada, el brazo de ella deja de moverse lo suficiente para que Naim pueda pinchar rápidamente una vena exclamando "Te tengo". Caro no lo sabe, pero su batalla ha terminado. Bernardo retira la mano de su boca y la rubia grita: "Hijos de puta! No me pongan eso en mi brazo". Pero aunque el negro dejó de taparle la boca, ahora sostiene fuertemente el brazo con el torniquete para que Naim pueda clavar la aguja y mientras presiona lentamente el émbolo le advierte: "No te muevas cariño, o la aguja podría romperse en tu vena". Caro observa en silencio cuando la negra vacía los restos de la jeringa en la vena. Naim retira la jeriga vacia del brazo de la visitadora social quien mira que una gota de sangre se derrama en su brazo. La negra lo limpia con el pulgar para luego sacar una lengua larguísima, chupar la sangre de Carolina mientras exclama "Mmmmhhh. Dulce, muy dulce".

"Ya vas a sentirte bien", le dice Bernardo mientras Naim suelta el torniquete permitiendo que los fármacos potentes que contenía la jeringa se precipiten a través del sistema circulatorio.
Vencida por la intensa conmoción Carolina percibe como los productos químicos, ahora en su torrente sanguíneo, golpean cada una de sus neuronas para despertarle una gran euforia, elevar su estado de ánimo y hacer que se sienta totalmente desinhibida. Bernardo finalmente la libera pero ella ni en su propia desnudez se da cuenta pero percibe que a la vez que su cerebro empieza a desear, se siente toda mojada y ni se resiste cuando el negro la levanta y la pone suavemente de espaldas en la cama, con la cabeza apoyada sobre una almohada suave y esponjosa. Como una araña, Naim ha paralizado a su víctima inyectándole las drogas necesarias y le dice a su chongo "¿Te importa mucho si me la das y te la dejo lista para ti?”. "Claro, adelante. Date el gusto de divertirte con ella. "


Naim se desliza por la cama como una lagartija, levanta las piernas abiertas de Carolina quien no se resiste: ha perdido toda su vergüenza. "Que cosa bonita tienes", afirma Naim estirando los pedazos de labios vaginales de Caro dejando al descubierto su carne rosada. Caro solo murmura "No..." cuando toma conciencia de que la negra ésta masturbandola con sus dedos e intenta cerrar sus piernas, pero con la negra ya plantada firmemente entre sus piernas el esfuerzo no tiene éxito. Mientras Naim sostiene abiertas las piernas de Carolina se lame el dedo y acaricia suavemente la campana sensible de su clítoris mientras sumerge su lengua negra y profunda en su concha hermosa y rosada. "Noooo, por favor, nooo!!!" grita Caro, casi llorando, en un pequeño rapto de lucidez que le dejaron aflorar las drogas mientras empuja la cabeza de Naim tratando de alejarla.  "Estoy casada..." balbucea en delirio. "Oh, te lo voy a hacer y vas a hundirte en esta adicción, bebé. Ya que te va a encantar tener una concha como la tuya y ser comida por una mujer como yo siempre que desee estar contigo".  “¿Estás casada?": pregunta la negra. "Si": Murmura Carolina que siente como Naim le acaricia suavemente el clítoris mientras mira a Bernardo sonríe y le responde a la rubia  "Ahora tu cuerpo nos pertenece a mi y a Bernie. Ya no tienes marido" y regresar de nuevo a manosear con maestría su clítoris. "Oh, oh, no, por favor, no sigas" susurra Carolina mientras siente que está por tener un orgasmo. Ahora Naim comienza a usar sus boca. Los labios y sobre todo la lengua de la negra muestran una maestría para provocar el goce femenino. Caro se da cuenta lo que es ser violada por otra mujer cuando comienza a divagar de nuevo.

Las drogas siguen confundiendo sus pensamientos, dispersando lo que está ocurriendo en la realidad mientras aparecen imágenes fugaces de su esposo las que extrañamente le hacen hacer una mueca pícara y socarrona. Caro cierra los ojos a la sensación no deseada entre sus piernas tomando lentamente su realidad mientras percibe que se está riendo de su marido. El negro mira como su cabeza gira de lado a lado y ya no hace ningún esfuerzo en empujar la cabeza de Naim lejos de su vagina chorreando. Naim retira la boca de la hermosa concha de Caro pero aun sus dedos tienen abiertos los hermosos labios de ella dejando ver todos los detalles de la anatomía privada de la pobre muchacha brevemente expuesta en observación. "¡No, ya basta!" grita con un hilo de voz en otro rapto de lucidez. Naim vuelve a hundir su experta y larguísima lengua en el perfecto tajo de Carolina y logra que la rubia tenga su segundo orgasmo y ambos negros ven como las caderas de Caro repentinamente suben involuntariamente. "Ooooohhhh, sí, ella se está corriendo muy bien ahora. Mírale la cara. Pensar que ella dijo que no iba por este camino” dice Naim mientras saca su lengua y ahora utiliza sus dedos expertos. "¿Qué pensaría tu esposo al verte acabando como recién? " "OH,"  exclama la rubia totalmente centrada en su concha y en las sensaciones placenteras de su cerebro. Ella está en un gran orgasmo, tan natural, en un estado de desinhibida desfloración femenina.
Mientras Naim intercambia sus dedos con su lengua, Caro cae más profundo en la ranura de múltiples orgasmos que la negra le produce.



Apenas consciente de la presencia Bernardo por la lujuriosa y perfecta tarea de Naim nota que la negra no solo deja de masturbarla sino que percibe que se aleja entreabre sus ojos y ve que el negro posiciona su enorme verga de carbón en su entrada. Carolina ve que su cosa es inmensa, con numerosas venas abultadas lo largo de su espesor, además de muy gorda con un gran escroto que contiene los testículos cada uno del tamaño de nueces gigantes. Se ve mucho más grande que el de Antonio, su marido. "Esto no puede ser real. Esto debe ser una pesadilla" piensa ""ningún hombre posee un pene tan grande". Cuando comienza a sentir que tal verga está entrando en ella grita "Noooooo!". Su concha se hizo muy receptiva por la acción de Naim y Caro nota como se abre y expande alrededor de una verga gigante, una que por primera ve no es de su marido. El trabaja su asombrosa pija dentro de Caro por lo que su cavidad, instintivamente, comienza a adaptarse a semejante tamaño. Con cada embestida, su pequeña vagina se aclimata más. "Por favor, no lo hagas," llora Carolina. Pero no está muy segura de no querer. Su cerebro empieza a despabilarse. Quizás las drogas están dejando de hacer efecto. Intenta convencerlo dando lástima "Estoy casada. Por favor, pará" le dice con voz más firme mientras trata de empujar afuera la pija de Bernardo.

Abre los ojos y ve la secuencia. El negro mientras quiere entrar su tremendo pedazo de carne en su vagina, la sostiene firmemente de un brazo, que ya tiene puesto el torniquete. Caro ni se habia dado cuenta con los orgasmos increíbles que le produjo Naim y ve que la negra nuevamente le clava otra jeringa y rápidamente vacía esa mezcla de anestesia, para relajarla con altas dosis de cocaina y heroina. Carolina no tuvo tiempo de resistirse, la tomó por sorpresa... fue tal el placer de acabar y acabar gracias a la pericia de Naim que por unos minutos la realidad quedó olvidada y al regresar a ella... "Oh, Dios" exclamó al comenzar la carrera de la sustancia dentro de sus venas, mezclándose con su sangre y viajando en un instante a su cerebro. "Oh, si, asi... asi" gemia la rubia gracias al placer que le producia eso que le inyectaban. Por un instante cierra sus ojos y deja caer su cabeza hacia atrás en un gesto de total entrega entonces, Bernardo sabe que ese es el momento y con suavidad hunde toda su gigantesca pija dentro de la maravillosa concha de Caro. "Ahhh... siii.... ahhh, Dios... ¿cómo es que existía esto y yo nunca lo disfruté?" dice totalmente desinhibida. Pero su vagina necesita más y más en su interior, no puede creerlo: ¿cómo estoy gozando tanto? piensa. Pero ya no importa. Otro oleada de euforia barre lejos a la voz de Naim mientras escucha un lejano eco en sus oídos, diciendo, algo acerca de ser amable con Bernie y que tome completa la gran verga negra. Asi que, como cumpliendo tal mandato, Caro abre más las piernas para que el trozo de carne del negro se mueva dentro de ella sin interrupción dandole placeres impensados. Su concha se aclimata al gran tamaño del pene del negro y toda su existencia con rapidez se aglutina alrededor del pistón que se mueve dentro de ella. no le da importancia a las pesadas bolas de Bernardo golpeando su culo... su cuerpo lo acepta plenamente. Él mira como se han endurecido sus pezones que empujan en su pecho a la vez que su concha ondulante le da espasmos involuntarios alrededor de su monstruoso pene y cuando los medicamentos se afianzan en ella ya está entregada. Gime "Ahh, si... dame más.... asi, asi, Bernie.... aghhh.... me encanta.... tu pija es lo mejor que he probado en mi vida.... aghhhh... no pares, no pares". Bernardo bombea la vagina de Caro y ella se arquea de placer. Un orgasmo. Otro más. Está empapada como jamás lo había estado. El negro decide cambiar de posición, retirando suavemente su impresionante miembro de la enchastrada argolla de la rubia. Caro aprovecha para mirar su pija tan terriblemente grande fuera de ella y nota que está chorreando y esos jugos son de su propia concha. Bernardo se sienta en la cama levanta a Carolina que en ese estado se deja hacer lo que él desee y la sienta mirándolo en la punta de su tronco y consigue que la gruesa cabeza de la enorme pija se ubique en la entrada de la vagina rosa y depilada de la hermosa rubia, que se encontraba en un vuelo de éxtasis y entrega jamás vivido. Una vez más el siente los labios de ella que lo admite pasivamente en su interior, él pone sus manos en las caderas y empuja la dura y gorda pija de 30 cm. hacia adentro de la cavidad vaginal de la hermosa rubia. "Eso es mi chica," le dice Bernardo cuando Carolina se desliza hacia abajo a lo largo del pene negro.


Ella con un gruñido de dolor y satisfacción llega a la parte inferior pegada a las negras bolas y se encuentra plenamente empalada por sí misma. "¡Oh!!! Siiii!!! Damelo!! Damelo todo!I!" gime Carolina, moviéndo instintivamente sus caderas, su vagina se contrae de nuevo alrededor de la polla mientras el negro ni se mueve. Todo lo hace ella. Sube y baja, para que semejante falo negro entre y salga de su carne. "Aggghhh..... como me gusta y como me calienta.... ¿Lo hago bien, Bernie?" le pregunta Carolina ya completamente asociada a su violador, que se sorprende que tan pacata y tímida perra blanca le diga "Bernie".

Pero el negro no se conforma, la toma de las caderas y realiza el movimiento de sube y baja velozmente mientras le chupa los pezones que explotan desde sus perfectas tetas. Más rápido se la coje, mas suciamente le soba los pechos. Carolina presiente otro orgasmo. Y este parece ser increíblemente placentero "¡Noooo... Aaaaarrrrggggggghhhhh.... nunca senti esto en mi vida, por Dios!!! Aaaaarrrrggghhhhhh!!! .... Dame más Bernie.... Dame mas que acabo..... acabo.... aghhhh.... Senti.... senti como me estoy enchastrando toda!!! gime de goce la hermosa asistente social. "Sí Cariño…eres una puta blanca para nuestro placer" replica Naim, que observaba todo.

La cabeza de la pija entra y sale en la dulce concha de Caro que se retuerce de placer mientras Bernardo la sostiene firmemente en su pecho con una mano entre su vientre plano y su estrecho y bien depilado pubis y con la otra mano se vuelve suavemente poniéndola sobre sus senos y con los dedos abiertos acaricia duramente los pezones rosados y duros, causándole espasmos de placer. La acción de las drogas en sus venas ha sido 100% efectiva. La perra blanca fue domada.

El negro aumenta el las embestidas. "Oh, oh, oh, por favor... pará... pará ya no puedo más" suplica una agotada Carolina pero su instinto femenino siente que él va a acabar adentro. "Por favor, no.... adento mio no, nooo, te lo ruego....Aghhhhh.... que caliente tu leche.... aggghhhh" exclama al recibir el gran chorro de semen caliente, lo que le produce una sensación de goce imposible de explicar, ya que nunca antes la había sentido con su marido en ningún momento ya que Antonio siempre ha usado condones. Aun asi, la vagina de Caro a traición de su voluntad se contrae fuertemente alrededor de la pija y esta acción favorece la emanación de más leche dentro de ella y por consiguiente llena su concha al tope con su potente, rica y espesa crema de sus bolas negras.

Los medicamentos inyectados hacen que ella se olvide pacíficamente de sus sentimientos morales haciéndola flotar en la cama por las altas nubes, sin preocuparse por Bernie y la natación vigorosa de su leche dentro de ella...

M
ientras tanto Naim revisa el bolso de la mujer joven y rubia y encuentra las llaves de su auto azul, dinero en efectivo que asciende a la suma de unos u$s 130, los retira y los guarda en el una bolsa que cuelga de la pared y seguidamente destruye todos los demás documentos que se encuentran en la cartera como su DNI, sus tarjetas de crédito, licencia de conducir y la identificación de su trabajo. Todo lo corta en trozos pequeños y cuidadosamente son descartados en una bolsa de basura en donde también arrojan su celular destrozado. Naim y Bernardo determinan que desde ahora Carolina ya no va a necesitar nada que la asocie con el mundo exterior. Mientras tanto, una drogada Carolina tiene un orgasmo producido por las imágenes sexuales y morbosas que su cerebro produce. Naim aprovecha su estado y comienza nuevamente a chuparle el clitoris. Carolina ya no se resiste. "Asi... asi, si.... asi..." pide.


El negro traficante sale de la habitación, mira por la ventana y ve el auto de Carolina estacionado en un rincón del parqueo municipal. Es un buen coche. Es una lastima que debe ir al desaguace. Saca su propio celular y marca una dirección telefónica: "Hola Guiñazú, soy Bernie. Estoy en la casa de Naim mirando por la ventana un Audi azul, nuevo en muy buenas condiciones. Tengo las llaves. Tenes que hacerlo desaparecer lo más rápido posible y tiene que ser muy lejos de aquí”. "Ok" dice Guiñazú "En una hora estoy por ahi".

Regresa a la habitación en donde Naim está dándole una chupada de concha a la rubia que se retuerce de placer. "Dame toda la ropa y accesorios de la perra." Con su vestimenta en una bolsa, Bernardo saca la tanga e inhala el olor a hembra fina que emana de ellas y decide mantenerlas como recuerdo arrojando a una lata que se usa para quemar basura su cartera, su camisa arrancada, su pantalon, los zapatos y el corpiño, tira un poco de nafta y arroja un fósforo ardiente.
"Será mejor pincharla de nuevo y trasladarla a mi nueva casa en caso de que vengan a buscarla a tu apartamento” le dice el negro a Naim que sigue mamando el clítoris de Caro. Bernardo le sostiene el brazo, la negra coloca el torniquete y clava la jeringa por tercera vez. Carolina libera un largo y profundo suspiro y sus ojos se voltean en sus orbitas. Está completamente fuera de ella.

"Es la mejor hembra que he pinchado en años, no va a ser fácil mantener dócil a esta perra", continúa el negro. "¿Qué tenes en mente, Bernie?" pregunta Naim. "Al comienzo tuve la idea de venderla a los proxenetas ya que pagarían fortuna por semejante belleza. Pero después de las horas de sexo que tuvimos, me quiero quedar con ella. Será tu novia, será mi novia. Pero debemos mantenerla pinchada. A menos que con el tiempo... por resignación o por placer se sume ella sola a nosotros". "Me encanta la idea" dice Naim mientras le echa una mirada a Caro que esta tendida y desnuda en la cama, con  la boca entreabierta, los ojos apenas abiertos y su cuerpo poco a poco balanceándose de lado a lado como si intentara sin éxito estar sobria. "Mirá su concha" dice Bernardo. Y ambos negros se sienten ganadores cuando ven que la rubia virginal está teniendo un orgasmo tan solo por el efecto que las drogas le producen a su cerebro.
"Creo que va a ser nuestra más rápido de lo que suponemos" sugiere Naim. "Ojalá asi sea. Envolvela con una sábana que cuando venga Guiñazú a buscar el auto le pido que nos lleve a mi casa". Naim obedece y mientras envuelve semejante cuerpo perfecto larga una risita y le dice "Ya se lo que vas a hacer ni bien llegues con ella a tu departamento". "Te aseguro que en el estado que está, ella me va a rogar que la coja" responde Bernardo vistiéndose rápidamente.

Y no se equivocó. Guiñazú pagó muy bien por el Audi y llevó al negro y a su prisionera a la dirección que Bernardo le dijo. Se bajó con el dinero del auto que abultaba su bolsillo, entró a su casa y acostó a Carolina en su cama, quitándole la sábana mientras él se desvestía completamente. La rubia estaba completamente desnuda y en un viaje de placer mental. Abrió los ojos y lo primero que vió fue a su raptor, su enorme trozo de carne negra y un plato con cocaina. Bernardo se acerca a ella, le coloca un billete enrollado en la nariz y le ordena "Aspirá fuerte". Y Carolina obedece y siente como la merca entra en su fosa nasal y va directo a sus neuronas, ya excitadas por demás. Deja soltar un gemido de placer y sin más se abre de piernas y le pide "Bernie. Mi concha de puta está necesitando tu enorme verga. Damela. No doy más". "Bernie" sonrió y mientras le hundía por completo su potente pija escuchaba a la hasta hace unas horas virginal y pacata rubia "Que puta me siento... aggghhh... con tu ....ufff, Dios.... negro vergón adentro... aghhh... mas... mas.. mas fuerte.... Bernie.... ". 


Carolina mientras sudaba y jadeaba no sabía que iba camino a su perdición...


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