La conversión de Mariana (pt 10)
Y ahi estaban, apretadas en la cabina que dividia cada inodoro del baño de mujeres, Marisa, la sexie madre y su hija, Mariana quien no cabia en su asombro por encontrarse por primera vez, en el toilette de su trabajo, armando lineas de merca sobre la tapa del inodoro y turnándose con su progenitora para bajar la cabeza y aspirar. Mariana venia de caravana: todo el dia anterior, la madrugada, la mañana en la mansión narco de Julián sin dormir, cojiendo sucio y jalando sin parar.
Cuando la hija le dejaba su lugar a su madre la observaba con detenimiento. Indudablemente Marisa llevaba sus 48 años de una manera impecabla. Físico sexie, sus movimientos de manos al hablar, su manera de reise y el contoneo de su agraciado cuerpo hacian que emanara sexo. Y toda la información que recibió nuestra protagonista de su madre, asi, de golpe tenía a Mariana algo confundida. Luego de aspirar su 4ta linea Marisa le dice a su hija "Darío me regaló una bolsa. Es un amor. Es oscuro, turbio, reservado pero tiene algo que me moja la entrepierna. Y ya que te he confesado tantos secretos, uno más no creo que sume demasiado. Hoy tu padre sale del trabajo a las 20.30 y ya arregló con unos amigos para ir a jugar al tenis por lo que creo que no llegará a casa antes de las 00 asi que lo invité a Darío a que a las 20 venga a tomar algo de alcohol, picar algo, y luego de nuestra sesion de esquar por esta nieve, nos vamos al ático. Quiero sentir su verga andentro mio, hija. Tu padre ya perdió las ganas y yo no solo las mantengo: con un par de aspiradas crecen como un monstruo indomable".
Mariana notó que ya esta situación se descontroló. Darío le abrió la puerta al mundo más perverso y su mente era una esponja que absorbía todo lo sucio, lo oscuro, lo perverso. Desde ese primer encuentro supuso que el vinculo seria él y ella, como una pareja de amantes a escondidas. Pero de pronto apareció Julián, que la atrajo con armas muy seductoras lo que a las claras fisuraba el apego que Mariana sentia por Darío. Pero él no se quedó atrás. Hoy sería el macho de su madre y, conociéndolo, este encuentro no iba a ser el único. ¿Que vendría mañana?
Marisa, remerqueada y excitada le avisa a su hija que tenía que irse. "Voy a la oficina de Dario. Me dejás a solas con él unos 10 minutos ¿si?". Mariana estaba cansada, pasada, desequilibrada. A esta altura, la merca ya no la estabilizaba, le confundía los pensamientos. Se sentó en el inodoro pero su ansiedad potenciada por tanta cocaina, sexo, sorpresas, excitación.... no aguantó los 10 minutos, salió rápido de la cabina y cruzó el pasillo que va desde el baño a la oficina de Darío y entreabrió la puerta suavemente espiando en su interior. Y ahi estaba. Su madre con la hermosa verga del tipo que la había pervertido hacía un tiempo, tragada hasta el fondo. ¡Que tremenda puta habia sido Marisa, su mamá! Con razón. Es seguro que Marisa traía como herencia en sus genes la parte más atorranta de su progenitora. Y Darío había logrado despertarla.
Pensó que por la noche, a la salida de la oficina no iba a tener un encuentro con él ya que como le informo su liberal madre, su compañero y pervertidor estaría con ella.
Mariano, de la imprenta de enfrente, no le movía un pelo. Y con Jullián, si bien sabía que con un mero llamado lo tenía listo, no habían pautado encontrarse. ¿Era la noche en la que, después de varias semanas de descontrol correspondia volver a su departamento para hacer buena letra con Luciano? No era mala idea aunque esa fiera que ya habia nacido y crecido en su interior no estaba segura de que pudiera aguantar mucho tiempo fingiendo con su pareja ser la Mariana que el conoció.
El dia no habia acabado. Por el contrario, recién era la hora del refrigerio asi que Mariana caminó hacia el buffet. Solo deseaba un café fuerte y a metros de llegar al mostrador sintió que la tomaban del brazo.fuertemente y ese acto tenia como fin que se volviera hacia la persona que la sujetaba. Era Johanna, su única compañera femenina y por la que ambas se tenian un cariño especial. "Mariana. Es momento de que vos y yo tengamos una charla. No se nada pero supongo todo. Y quiero que me seas sincera. Somos amigas y necesito que me transparentes este despelote que se está armando".
Mariana le dijo "Si, Joha. Tenemos que hablar. ¿Como hacemos?". "Cuando salimos, nos vamos a tomar un café ¿ok?". Dale, asintió Mariana..
Otra noche que no regresaria a casa a horario... ya verán.
continuará
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