La conversión de Mariana (pt. 9).
Julián le estaba gustando y mucho a la nueva Mariana. Llevarla a su mansión, garcharla en una pileta climatizada dentro de la sala de estar, llenarla de leche en la misma piscina mientras le convidaba rayas y rayas del polvo blanco tan rico y seductor.
Eso no significaba, en lo más mínimo, que su pervertidor, Darío, quedaría en el recuerdo.y en él pensó al decirle a Julian que ya eran las 8:20 de la mañana y en 40 minutos debía ingresar a la oficina pues esas dos horas de recreo que el taxista-transa que la había sacudido extrañamente a fuerza de seguirla, descubrir sus falencias y necesidades pero también dandole un sexo entre violador y dulce: mientras la garchaba como si fuera una sometida, la besaba con ternura y en medio de esa dualidad, tenía asegurada su dosis de merca diaria... Mariana no tenía ni idea "cual era su dosis" lo que si reconocía es que merqueada era ELLA, al fin. Bueno, esas dos horas de placer estaban terminando.
Llena de leche, caliente, en un ambiente nuevo, lo más parecido a la mansión de un narco que a la casa de un tachero común y corriente. Si: ese que la había pescado aspirando en el asiento trasero mientras una mañana la llevaba a su trabajo y esa misma noche, oh! casualidad, la vió parada fuera de la farmacia esperando los elementos para cumplir con su compañero, Darío: cambiar su look radicalmente. Ella nunca había dejado de lucir sus rulos castaños, hermosos, naturales, sexies. Pero su macho la había convencido: pelo corto, lacio, y de color negro. Otra mujer. Dario la convirtió primero desde la mente -aunque se adueñó de su sexo y la volvió puta y liberada, infiel y merquera, gozosa de experiencias que ni soñaba 1 mes atrás. Y para que su conversión fuera total, ahora su típico cabello ya no le pertenecía.
"Juli" le dijo amablemente "¿me pego una ducha rápida y me alcanzás a mi trabajo, por favor?".
"Claro, hermosa. ¿Cómo fue el inicio de tu mañana?" la indagó "Perfecto, mi macho. ¡Cojerme en una pileta interna! Uf. No me esperaba esta sorpresa". "Duchate rápido que yo preparo todo rápido asi no llegás tarde".
Mariana corrió totalmente desnuda por la sala de la mansión y Julián se sintió orgulloso de la perra que se estaba cojiendo. Sabia que mientras le diera merca, experiencias nuevas y le demostrara un mínimo de poder, Mariana sería su puta.
Tardó 10 minutos bajo el agua de la ducha para sacarse la leche de la concha, de las tetas, del pelo, su nuevo cabello, se enjuagó rápido las zonas complicadas (axilas, piernas, pies, espalda) y salió otra vez desnuda y con un toallón en la mano. Se secó delante de Julián, exhibiendo su cuerpo perfecto, sus pezones duros, su entrepierna pequeña y rozada. Todavía sentía la merca volviéndola permisiva y deshinibida. Tomó su tanga, que ya estaba húmeda desde antes de salir de su casa la miró con lascivia y se la puso, asi, mojada y con su rico aroma a zorra.
En 5 minutos estaba lista. En menos de media hora debía presentarse a la oficina. Mientras se secaba y vestia Julián, nada lerdo, había preparado, arriba de la enorme y lujosa mesa de vidrio y mármol 4 lineas larguísimas y muy gordas. Ella sabía que no debía pero ¿cuántas semanas hacía que llegaba al trabajo remerqueada? Se tomó las dos con lentitud, saboreando el ingreso de la cocaina por su nariz hacia su cerebro, apreciando como se la cogia, porque si, la merca era otra verga más que la dominaba.
Estaba lista, cogida, merqueada, sin dormir por vivir una noche única. Rumbeó para la cochera en donde esperaba el hermoso Audi con el que el taxista-dealer la había pasado a buscar. "Un momento" escuchó decir a Julián a sus espaldas. Se volteó y lo vió ir hacia ella con dos vasos de whisky. "No importa que hora es, hermosa. Después de la merca, esto viene de perlas". Asintió como quien más que compartir, obedecía. Tomó el whisky a sorbos largos. Uf. Era perfecto, aunque notó que su cabeza pedía un par de lineas más.
"Llevá el vaso al auto. Vamos ya" dijo su cojedor de turno.
Subieron al autazo. Otra vez se consideró la amante que disfrutaba de los lujos de su macho, se puso el cinturón y se despatarró en el asiento con el vaso de whisky a medio terminar en su mano. Julian abrio la guantera: descansaban en un plato una enorme cantidad de merca. Ella ni preguntó. Era la hembra del dominador, podía darse esos lujos. Tomó un billete, aspiro directamente de la abundante nieve con tanta fuerza que pensó que habia tomado como 5 rayas juntas. Le dió un sorbo al whisky y ya estaban en la avenida, rumbo a su trabajo. No sabía en que barrio estaba. Julián, perspicaz, le dijo "Tomo la autopista y en 10 minutos llegamos" y asi fue.
8.57 decia su celular cuando el Audi paró a unos metros de la puerta de su empleo y ahi notó que tenía varios whatsapps de Luciano, su pareja situación que le causó ansiedad y algo de temor. Antes de bajar Julián le tenía preparada "su dosis": si, otra bolsa gigante como la de la noche de la farmacia. Mi Dios. Cuanta merca. Es imposible no estar encantada. Ella lo tomó de la nuca y como se besan las parejas, le dió un chape con lengua, rico, caliente pero dulce. "Chau, amor. Gracias por esta mañana. Sabé que mientras vos y yo nos juntemos, soy tuya. Y es verdad. Me volvi una puta hace unas semanas" se sinceró "Vivo en pareja, siempre seria, fiel, distante el resto de la gente, pero hoy soy otra. Y quiero que me sigas haciendo tuya, aunque cojamos con otra gente. ¿Ok?" le expresó como si lo tuviese estudiado. "Si, mi vida. Y cuando te coja como hoy quiero que me digas Te Amo Julian. Me siento tu hombre". Su entrepierna volvió a humedecerse. "Sos mi macho, loco. Te amo" le dió un pico y se bajó rápido. La merca en la cartera y en su cuerpo. Corrió hacia la entrada de la oficina y recién ahi reparó en el vaso de whisky en su mano. Dió el trago final, en medio de la vereda, tiró el vaso en un tacho y entró a trabajar a las 9 en punto.
A la primera persona que divisó era a Johanna. Su compañera y -como ya dijimos- casi amigas y vió en sus ojos que ella ya sabía -o intuía todo-. Le dió un beso en la mejilla y le susurró "Tenemos que hablar, Joha". "Ya lo se, Marian. Te queda muy sexie tu nuevo look". Recién ahi recordó que Darío la vería tal como le había ordenado: con un cambio completo de su cabellera.
Mientras se sacaba el saco y colgaba la cartera -que portaba su secreto intimo- escuchó risas en el despacho en el que a veces Darío desarrollaba algunas tareas. Eran risas de un hombre y de una mujer. Su curiosidad pudo más y fue a ver, simulando ir a saludar a su hasta hace poco ignoto compañero. La puerta estaba entreabierta y Mariana vió sin haber entrado, con una terrible perplejidad que la mujer que escuchó reirse no solo era su madre: su progenitora estaba a solas con Dario y se erguía lanzando un suspiro ¡luego de aspirar una linea de merca! Darío le había comentado que estaba convencido de que su madre tomaba merca por algunos gestos que él percibió. Mariana lo negó "¿mi vieja aspirando cocaina? Ja! Es chiste" y tuvo que sostenerse de la pared fuera del despacho. Habia visto a su madre, sola con Dario, tomandose una raya asi como asi. Decidió entrar. Quería saber que le diría Marisa, su sensual madre. Empujó la puerta y dijo "Hola, Buenos dias. Mamá ¿otra vez por acá?". Marisa volteó la cabeza pasándose el índice por la nariz, sin ocultar lo que segundos antes había ocurrido. "Hola, hija mia. ¿Como estás?" le preguntó al levantarse un tanto torpemente mientras la abrazaba. Mariana miró la sonrisa ganadora de Darío. Tenía razón. Le había ganado. Su madre... ¿fue una merquera en el pasado? ¿O Darío estaba jugando con ella tal como lo hizo con Mariana? "Nos escribimos unos mensajes con Dario" le confesó sin pudor su madre "y quedamos en que iba a volver a la oficina no solo a visitarte, sino a charlar nuevamente con tu compañero. Es tan interesante este chico, no se. Me hace sentir de 25 años otra vez, hija" vomitó sin tapujos Marisa a Mariana que miraba toda la escena tratando de imaginarse cada segundo previo a su llegada.. Su progenitora le susurró al oido "De esto, a papá, ni palabra, eh?" lo que paralizó aún más a la protagonista de este relato. "“Pero que hermoso te queda ese color de pelo y ese corte. Te hace... una mujer completamente nueva." Mariana recordo que había sido Darío quien la convenció. Se dió vuelta mientras él volvió a sonreirle. 2 a 0. Mariana le dijo "Hola" a Darío quien le devolvió el saludo moviendo la cabeza mientras tomaba a su madre del brazo y la arrastraba hacia el baño, un lugar casi siempre seguro. "Ay, hija, despacio" se quejó Marisa. Ya dentro del toilette Mariana le preguntó sin vueltas "Mamá, te vi tomar cocaina en la mesa mientras charlabas con Darío. ¿Que es esto?". Marisa, quizás por el efecto de la merca que aun le duraba se rió "Hija. Tengo necesidad de contarte. Yo me casé muy joven con tu padre, lo sabés. Pero eso no me impidió disfrutar mi lado femenino. Soy esposa, si. Pero también mantengo los gustos y necesidades de una mujer activa. Después de que naciste a tu padre le asignaron un trabajo en Francia. Yo no podía ir con dos chicos chicos, tu hermano y vos. Asi que a mis 21 años me quedé sola 3 meses. Y volví a sentirme soltera. Conocí por casualidad a un músico que vivía en el mismo edificio. Me hizo su puta. Y con él conocí la cocaina..Si. Tomé merca esos 3 meses en ausencia de tu papá e incluso, cuando él volvió seguí la aventura con Fede, el músico. Cuando papá se iba a la empresa, Fede me esperaba siempre con una sorpresa. Hicimos trios con chicas, con sus compañeros de banda, fui muy puta al menos 3 años, cuando Fede se fue a vivir a México. A escondidas seguí tomando cocaina incluso cuando quedé nuevamente embarazada de quien iba a ser tu hermano menor. Pero se ve que la merca hizo su trabajo y a los 6 meses lo perdimos. Y ahi, quizás por culposa, dejé de consumirla. Pero ¿sabés que? siempre quise volver a tomar"... Mariana estaba escuchando la vida de otra persona: esa no era Marisa, su madre, siempre pulcra y tan fiel y unida a su marido. "Cuando conocí a Darío la vez pasada, le dejé mi número a escondidas ¿Por qué? No se. Me cautivó su oscuridad, un hombre tan reservado pero a la vez divertido y audaz. ¿Por que audaz? Porque fue él quien sin tapujos me preguntó ayer "Marisa, vos consumías cocaina, no?" ¿Como se dio cuenta? Solo alguien asi de interesante me podia sacar la ficha. Y no pude vencer mi ansiedad, hija. Le escribi a las 8 am, cuando papá se fue y le dije que venia a responderle con actos su duda. Y el muy sagaz tenia listas unas lineas. Y me sentí joven otra vez." Marisa la miró seria, no le gustaba nada lo que su madre le estaba confiando "¿Y ahora que me vas a decir? ¿Cual es el paso siguiente? ¿Te lo vas a cojer, mamá?". Marisa la miró fijo, sin ningún gesto de vergüenza y le respondió "Si. Si vos no entrabas me tomaba otra raya y me animaba a decirle que quiero que me haga suya. ¿Te molesta que tu madre se sienta joven, deseada, que tenga placeres ocultos y los disfrute?" Era demasiado para Marisa. "Esperá acá" le ordenó a su madre. Salió del baño, tomó su cartera y volvió a enfrentarla. Metió la mano dentro y sacó la bolsa que Julián le había regalado y se la mostró. Su madre lanzó una mirada de placer mientras se mordia los labios. "¿Que hacen una madre y una hija que se confiesan putas y con ganas de gozar?" preguntó Marisa. "Disfrutan" le dijo su madre. "Y abrí ya esa bolsa. Vamos a uno de los gabinetes privados, ya"....
continuará....
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